Luna – Madrid (Lula Club 25-10-2023)

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No necesitan muchas excusas Dean Warehan y compañía para darse un garbeo por estos lares en los que, a lo largo de los años, han ido haciendo amigos desde que, como recodaron, nos visitaron por primera vez en 1996 (en el extinto y mítico Serie B de Pradejón comenzó su idilio con el público español), así que sin disco nuevo que mostrar, la primera cita de las cinco programadas, se prestaba propicia, para dejarse sorprender…

…y así fue, pues aunque acaban de reeditar en versión expandida y en vinilo su estreno “Lunapark” (Elektra 1992), el concierto picoteó entre su excelente discografía, de hecho del citado solo apareció “Anesthesia”, siendo como es habitual el imprescindible “Penthouse” (Elektra 1995) el que aportó más canciones: “Chinatown”, “Sideshow by the Seashore”, “Lost in Space”, “Double Feature” en las que el elegante balanceo rítmico creció cabalgando entre enérgicas armonías hasta que desembocaban en afilados y esperados delirios de guitarra cortesía de Seam Eden… llevado a la máxima expresión en ese breve viaje por los aeropuertos europeos de la siempre sugerente “23 Minutes in Brussels”.

En la batería Lee Wall y Britta Phillips iban como un metrónomo, lanzando al público en las canciones más trotonas como “Malibu Love Nest” o “Friendly Advice” que tensaban el ambiente en infinito crescendo. Encandilaron con momentos de agridulce distensión con “Bobby Peru” y una muy emocionante “Tracey I Love You” y poco importaron algunos desajustes instrumentales y sobre todo de voz, pues en esos momentos el entusiasmo prevalecía frente a la crítica… y el crítico.

Más aún con la primera versión, un “Satellite of Love” de Lou Reed con el que brillaron principalmente en la parte final de la canción, la que se desparrama. En el bis Britta hizo de Nico y el resto de la banda hizo de la Velvet para salir indemnes de la turbadora “Femme Fatal”, y acabar extendiendo los más de diez minutos del “Marquee Moon” de Television para gloria y éxtasis de los asistentes… y es que entre la irresistible elegancia de las melodías, los arrebatos eléctricos de arpegios y punteos, el ajetreo conciso de los ritmos y las estupendas canciones, junto al premio de las versiones… consiguieron que ya les estemos echando de menos.

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