Dopelord – ‘Songs For Satan’ (Blues Funeral Recordings 2023)

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Lo primero que nos llama la atención en el sonido del cuarteto originario de Polonia es la voz. Cuando uno afronta la escucha de un disco de Doom/Stoner Metal espera encontrarse unos registros vocales graves, cuando no directamente guturales, en consonancia con la atmósfera pesada y los sonidos densos y monolíticos que son la seña de identidad de ambos estilos. Pues este no es el caso de Dopelord. Su vocalista principal y bajista, Piotr Zin, no puede decirse que tenga una voz chillona, ni siquiera aguda, pero sí que está a años luz de lo habitual en el mundillo Doom; tiene un cierto deje nasal y un timbre que inmediatamente me trae a la memoria a Lupus Lindermann, el enorme cantante/guitarrista de los grandiosos Kadavar. Una vez superada la sorpresa inicial en plan “no me cuadra la voz con esa instrumentación”, la verdad es que el contraste es bastante satisfactorio. Una de las señas de identidad de la banda, sin duda.

Polonia es un país de profundas raíces católicas que durante décadas ha ejercido una fuerte presión religiosa. Esta situación, tarde o temprano, tenía que explotar por algún lado, y en el caso de Dopelord les ha dotado de un combustible lírico inagotable para sus canciones. Este puñado de canciones es la respuesta rabiosa de cuatro adultos a la opresión del catolicismo polaco a la que se vieron expuestos desde su infancia.

Por si el título no fuera suficientemente clarificador sobre el terreno que pisan Dopelord, “Songs For Satan” se inicia con “Intro”, un corte naturalista de 42 segundos en el que grillos, búhos y cuervos dirigen nuestros pasos hacia alguna catacumba oculta en un baldío páramo del este europeo. Algo me dice que este no es el disco más adecuado para amenizar una fiesta de cumpleaños…

Todos los temas, salvo la intro y “Return To The Night Of The Witch”, rondan o superan los siete minutos. Con una duración tan generosa no es de extrañar que en las canciones abunden los largos pasajes instrumentales, aderezados de forma puntual por solos de guitarra, heredados de sus influencias rockeras de los 70’s. Otra característica muy peculiar en Dopelord.

“Night of the Witch”, lanzada como primer sencillo, tiene un ritmo cadencioso y guitarras reverberadas al máximo; puedo imaginar esos riffs rebotando sin descanso en las paredes de una húmeda mazmorra. Un efectivo y, a ratos, celestial estribillo hace que olvides durante unos instantes que te estás adentrando en el infierno. Nos sorprenden con un solo de guitarra que es puro Heavy Metal en la parte central del tema, aunque la segunda guitarra nos sigue recordando que florituras técnicas, en el Doom Metal, las justas. Al finalizar la escucha se comprende porque fue seleccionada como carta de presentación de “Songs for Satan”: es la canción más accesible, la menos opaca del disco.

En “The Chosen One” suben el nivel de revoluciones. La línea melódica es más urgente, la saturación de las guitarras sigue por las nubes, y la voz de Pietr aporta algo de bálsamo a la mezcla. Gran trabajo de batería que marca el tempo de la canción como un metrónomo del averno.

La barrera sónica “One Billion Skulls” (glubs!) es infranqueable. El tema suena como si lo hubieran grabado en una cripta subterránea. La distorsión del bajo es tremenda, como a lo largo de todo el disco, hasta convertirse casi en una tercera guitarra, más que en parte de la base rítmica.

En “Evil Spell” ralentizan de nuevo el ritmo pero sin rebajar la crudeza. Cantante y guitarra solista se esfuerzan en conseguir que el resultado sea lo más parecido posible a un (tenebroso) medio tiempo que Dopelord se puedan permitir. Seguramente mi tema preferido del disco.

Y nos aproximamos al final con “Worms”. Aquí Piotr, nuestro cantante “melódico” favorito, se sienta en el banquillo y cede las cuerdas vocales al guitarrista Pawel Miodek, que más que cantar desgarra la letra y apuñala el estribillo. Ahora sí, la voz gutural se apodera de la banda, y aprovechan además para deleitarnos con el solo de guitarra más espectacular del larga duración. Muy psicodélico.

El ya citado “Return To The Night Of The Witch” se encarga de cerrar el disco. Es una suave melodía de mellotron, con acompañamiento de teclados y base rítmica. Y una vez más el murmullo ensordecedor de los grillos, que en esta ocasión nos despierta de la pesadilla de inframundo en el que Dopelord parecen sentirse como en casa.

En definitiva, “Songs for Satan”, quinto larga duración de los polacos, es una coherente continuación a su anterior trabajo, “Sign of the Devil” -uno de mis 15 discos favoritos de 2020-, tanto en el concepto visual y la temática ocultista de las letras como en lo musical, ahondando en los sonidos oscuros, los riffs tortuosos y las atmósferas opresivas que infunden pavor en las almas puras y delicadas.

No sé si conseguirán agrietar con sus densas reverberaciones los cimientos musicales del Doom y hacerse un hueco entre las estrellas del género, pero lo que es seguro es que, mientras tanto, nos están haciendo pasar un buen/mal rato.

Amén.

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