Este viernes 8 de septiembre se ha editado finalmente “Endling”, el que hace ya el disco número cinco de la extensa banda noruega y segundo con Ivar Nikolaisen a las voces. Y aunque por alguna parte he escuchado en los últimos días -tal vez en las propias redes sociales de la banda- que en “Endling” nos encontramos con unos Kvelertak intentando cosas que nunca antes habían probado, lo cierto es que el disco sigue sonando al sexteto de Stavanger por todos sus poros. Porque veamos, a fin de cuentas el inicio de “Krøterveg te helvete”, un tema que roza los ocho minutos de duración, es otra de esas intros atmosféricas que tanto le gustan a la banda, aunque en este caso cuando la canción despega toma otros derroteros más duros.
En cuanto a la temática lírica, aparentemente -no tengo ni puta idea de noruego, como podéis imaginar- nada que no hayan tratado anteriormente, tal y como explica el guitarrista Vidar Landa: “En ‘Endling’, contamos las historias de los hombres y mujeres extintos y moribundos de Noruega. Mitos antiguos y nuevos, cultura y rituales cobran vida: el folclore que no encaja en el concepto de una serie de televisión. Los vikingos y los trolls son para la televisión. Esto es de verdad”.
Ahondando en lo musical, no veo excesivas novedades en el sonido de “Endling”, ya que básicamente nos encontramos con prácticamente los mismos elementos que hemos escuchado en sus anteriores obras (black metal, toques de hard a lo Thin Lizzy -si no me he vuelto loco “Likvoke” tiene un aire a “Opium Trail“, el tema de “Bad Reputation”-, voces que remiten al hardcore…), por lo que la afirmación de que el álbum continúa con lo mostrado en “Splid” sí que se antoja bastante acertada. Nikolaisen también ha comentado que el tema que da título a esta obra de diez cortes, “Endling”, es algo así como la primera balada que ha compuesto Kvelertak en toda su carrera.
En cualquier caso, creo que Kvelertak ya han perdido su capacidad de sorprender aparte de algunos detalles por aquí o por allá (ciertos coros hacia el final de “Motsols”, lo que parece un banjo o un theremin en algún otro momento, el inicio acústico de “Svart september”, que puede que sea la canción más “diferente” de todo el álbum, por cierto…). Y esto no tiene por qué ser malo, pero es cierto que personalmente no creo que la banda vaya a dar un giro radical en su sonido en el futuro. Tampoco hace falta, es SU sonido, y que una banda sea perfectamente reconocible al escuchar sus canciones no es algo tan fácil de conseguir.
Sin embargo, sí he de decir que no esperaba demasiado de “Endling” tras escuchar el tema título. En un primer contacto no me pareció un tema demasiado brillante. Y creo que tal vez se deba a que, aunque tal vez más pausado, sigue sonando a Kvelertak como vengo defendiendo, porque lo cierto es que tras escuchar el disco bastante los últimos días (tuvimos acceso al disco completo el pasado miércoles, solo dos días antes de su lanzamiento), ahora mismo me parece bastante mejor que en un primer momento. Y es algo que pasa con el disco completo: las primeras escuchas me dejaron un poco frío, pero ahora pienso que sería un error pasarlo por alto si eres fan del grupo (lo que también me anima a recuperar “Splid”, que en su momento tampoco me dijo demasiado y ahora creo que esa opinión se debía más a ciertos prejuicios; pero ese es otro tema).
Como sé que muchos lectores que caen por aquí vía buscador esperarán que mencione algo de las canciones (los que me leen habitualmente saben que me aburren ese tipo de críticas en las que se comenta en orden cada canción; lo siento pero no es mi estilo y además me parece muy arcaico), comentaré que entre las más destacadas para mi gusto están las mencionadas “Krøterveg te helvete”, “Likvoke”, la propia “Endling” u otras como “Paranoia 297” o la final “Morild”.
Seguramente “Endling” no se va a convertir en mi disco preferido de Kvelertak (eso ahora mismo se lo dejo a “Meir”), pero sí que lo estoy disfrutando bastante y encuentro que algunos de sus temas pueden convertirse en fijos de su repertorio de directo.