Un profesor me enseñó que primero se escribía el texto y después, cuando lo dabas por finalizado, buscabas un título que además fuera llamativo o ingenioso. La mayor parte de las veces lo suelo hacer así, pero algunas otras sucede que tengo un título y construyo un texto a su alrededor. Como hoy.
No sé por qué la gente me considera una persona seria, pero así es y ha sido siempre. Y aunque de vez en cuando me gusta tocar los cojones, introducir puyitas que no vienen a cuento en los textos o publicar auténticas gilipolleces en las redes, parece ser que ni tengo derecho a tomarme a broma según qué cosas ni nadie se da cuenta de cuando hay un “easter egg” por así llamarlo en uno de mis artículos. Y hoy al parecer he cometido un sacrilegio al comparar una imagen de Tom Petty con otra de Mr. Burns, el personaje de “The Simpsons”. Y lo peor es que sabía que le iba a molestar a alguno, pero aún así lo he hecho. Porque era una chorrada, simplemente. Y porque hay que dar de comer a las redes sociales.
He cometido un pecado, y no es la primera ni la segunda vez que tropiezo en esa piedra. Porque sé de sobra que algunos músicos y bandas son intocables gracias a la cantidad de veces que se han acordado de mi familia por algo que he escrito. Es algo así como el tratamiento que la prensa nacional dispensa a la Casa Real, de la que no se puede hablar mal. Y lo peor de todo es que era una puta broma. No sé qué mierda pasa con la gente, de verdad, pero esto ya cansa.
Lo he dicho en las redes y lo vuelvo a decir aquí:
Sé que da igual lo que digamos porque la gente no lee, así que no me voy a extender mucho más, pero nosotros no vivimos de Rock and Roll Army y aunque evidentemente queremos tener una audiencia, no vamos a disculparnos por gilipolleces ante el indignadito de turno. Ni lo hemos hecho ni lo haremos.
El último que apague las luces y cierre al salir.