Huercasa Country Festival 2023: crónica

3.6/5 - (26 votos)

Huercasa Country Festival – Riaza (15-7-23) Red Beard – Robert Finley – The Sadies – Jesse Daniel

En el cómodo, espacioso y siempre agradable recinto de hierba del campo de futbol municipal de Riaza, se celebró la nueva edición de este abarcable festival de un único escenario y cuatro bandas por día, en un ambiente inmejorable que reúne familias con grupos de amigos y público experto con curiosos ávidos de nuevas viejas músicas.

Abrieron con el sol de media tarde aún en lo alto Red Beard banda de la isla de Gran Canaria liderada por el locuaz cantante y guitarrista  Jaime Jiménez, que logró reunir a un buen número de incondicionales además de logar la atención de muchos otros que andaban todavía entrando y ubicándose. Tienen ya varios discos y algunas giras europeas a sus espaldas, pero aquí sus actuaciones son pocas, por lo que se mostraron muy agradecido por la ocasión brindadas, respondiendo con solvencia y desparpajo una buena muestra de rock sureños y country rock a dos guitarras con incursiones acústicas y el teclado aportando brillo  a las ya luminosas canciones. Destacó su líder como frontman manejando el escenario y contando anécdotas entre divertidas y macabras.

Con los rayos del sol declinando apareció Robert Finley. Toda una vida actuando en la sombra para que antes de la pandemia resurgir discográficamente editando sus primeras referencias en solitario. A sus 69 años, como nos recordó el de Luisiana, está viviendo una segunda juventud reivindicándose más con asombro que con malicia, impulsado por el reconocimiento de Dan Auerbach. Apareció con una camiseta con la imagen de la portada de su último disco “Sharecropper’s Son” en la que aparece el mismo. Sonriente y simpático contó que iba a cantar la historia de su vida –hijo de las plantaciones de algodón- y lo hizo con una fantástica voz de registros muy variados, modulados en función de unas canciones-historias que transitaron entre el blues festivo de aire campestre y sureño y acercamientos al soul y góspel menos ortodoxo. Apoyado en una firme banda y en su única hija a la que presentó con orgullo y que le guió en su ceguera, se tomó un descanso para otorgarle merecido protagonismo a ésta y su atrayente voz.

Ya de noche aparecieron The Sadies, en formato trío tras la muerte de Dallas, que dejó a su hermano Travis huérfano como único guitarra de la formación. Los de Toronto siguen hacia adelante y no ha dejado de grabar y actuar solventando la adversidad. Se echó en falta el juego de guitarras entre hermanos, pero con la batería y contrabajo redoblando esfuerzos, ofrecieron una excitante y acelerado recital a base de sonidos que incluyeron desde surf, country o espagueti western al no menos característico garaje y psicodelia en tiempo medio. Ramalazos del hilbilly y bluegrass frenético se unieron a la fiesta, en piezas cortas instrumentales  frenéticas, desaceleraron a su antojo en una montaña rusa de sonidos vibrantes.  Infalibles… como siempre.

Apareció Jesse Daniel que tras un par de años recorriendo miles de millas por su país aparece por primera vez en Europa y España como remarcó varias veces con entusiasmo. El californiano es la nueva esperanza del country y actuaciones como la de esta noche así lo atestiguan. Brillaron unas guitarras afiladas en explosiva melodías con mucho gancho que se agrandaron apoyadas en los coros de su compañera y salvaguarda Jodi Lyford y en el pedal steel del muy presente Caleb Melo. Más allá del sonido Bakersfield -electrización del honky-town frente al sonido Nashville-  que le caracteriza, ofreció hora y media larga de country alegre y accesible, coreable y bailable con el que el público enganchó con facilidad, sobre todo cuando tiró de mariachi y se lanzó con una canción en castellano alabando las virtudes del trabajo. Gran broche a una jornada excitante.

Texto: Cancho
Fotos: Ávila Nufrio

Huercasa Country Festival – Riaza (15-7-23) La Perra Blanco – Eilen Jewell – Tennesse Jet – The Sheepdogs

La segunda jornada del festival de la mazorca la abrió con alguna nube dando un respiro, aunque quien no lo dio fue la La Perra Blanco. El trío liderado por la joven Alba Blanco secundada por los experimentados Guillermo González y Jesús López incendiaron la tarde a base de country-blues cañero y rockabilly desbordante. Ataviada igual que aparece en la portada de su Ep “Won’t you come on”, se sobrepuso a  una actuación difícil como ella misma reconoció, pues la cantante y guitarrista no se encontraba aún bien por un reciente covid. Algunos se preguntaban cómo sería verla en plena forma porque  a pesar de su estado y las dificultades con el sonido de una de las guitarras tras romper una cuerdas de otra, ofreció una hora intensa de sonidos viejos dijo, entre dicharacheras ocurrencias sobre su estado físico que no le impidió bajar guitarra en mano del escenario –también el contrabajista- para pisar la hierba y montar un fiestón campestre. Para quitarse el sombrero.

Entre breve brisa de atardecer apareció Eilen Jewell. La cantante de Idaho ha estado un tiempo apartada del ruido y curando heridas sentimentales viviendo en una cabaña en el bosque y en el inicio de su actuación fluyó con la acústica sumida en amables medios tiempos de country-blues evocador, rescatando alguna antigua y balsámica canción junto con las nuevas de “Get behind the Wheel” -su regreso- en las que la eléctrica de Jerry Miller brilló sedosa en los momentos precisos. En la segunda mitad del concierto la cantante y compositora de Idaho se abrió con garra a los sonidos del americana y el  rithm&blues, cambiando acústica  por eléctrica, sin olvidar las melodías íntimas. Se acordó de Jackie DeSannon en la animada «Breakaway» y de Loretta Lynn en la muy sentida  «Whispering sea» para, al final aceptar peticiones, la agraciada, la tarantiniana y casi instrumental «Kalimotxo» que tocó entre risas, y así quedó el público agradecido y contento, como ella.

Con el fresco de la noche serrana, se presentó por primera vez España Tennesse Jet. El joven ‘one band man’ asentado en Nashville ofreció una sobria e imponente actuación que marcó el camino de la renovación del country. En formato trío y demostró que lleva el género marcado a fuego -viene de familia que ha trabajado en rodeos- dominándolo hasta expandirlo y desmarcarse a su antojo con sonidos alejados de la tradición. Sobre todo en un inicio nada condescendiente, en el que nos con una guitarra saturada y distorsionada y un bombo que el mismo golpeaba con su pie izquierdo, junto a un bajo muy grave y los arañazos de un violín introdujo a los presentes en una tensa espiral de country oscuro y granuloso con momentos de psicodelia cruda y trepanante, mientras se colaba entre canciones el sonido de los diálogos de películas del oeste como si de la jungla se tratase. Sorprendió TJ McFraland, que así se llama el intrépido, llevándose a terrenos insospechados «Creep» de Radiohead, para volver al orden entre arreglos de slide y banjo y mostrar su particular vínculo entre la tradición y la contemporaneidad.

Con el frío de la noche todo el mundo se apretó lo que pudo al calor de las primeras filas que The Sheepdogs caldearon aún más. Fin de fiesta por todo lo alto con una banda compacta  engrasada que sin salirse del guión cuajó una disfrutable actuación con las guitarras como protagonista, las de su vocalista Ewan Currie y el recién llegado Ricky Paquette doblándose y complementándose para delicia de un público entregado en el último cartucho de la noche. Rock sureño y hard rock a raudales en su versión más festiva con algunos momentos para el divertimento de sus miembros con sus herramientas sonoras, sobre todo en un par de momentos de lenta psicodelia instrumental y en un exultante final con el teclista Shamus Currie dando un paso al frente del escenario con el trombón de varas entre aires funky-soul, para acabar en duelo de punteos de guitarras con el propio Sammus –chico para todo- como tercer espada, mientras el Ryan Gullen en el bajo ejercía de animador con sus pintas retro. Rock directo para el divertimento instantáneo para finalizar el festival de las mazorcas.

Texto y fotos: Cancho

Comentarios

Comentarios