Ante la censura dales donde duela: en las urnas

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En Rock and Roll Army nunca hemos querido convertirnos en una web política. Sí, seguramente hemos expresado o dejado al menos entrever en más de una ocasión nuestros ideales o nuestras convicciones, pero nunca hemos abogado expresamente por opciones políticas, a pesar de que en el pasado sí nos hayamos unido a ciertas campañas en apoyo del sector musical o cultural en general. Sabemos que es un terreno escurridizo, y aunque no nos escondemos, tampoco creemos que este sea un lugar para discutir según qué cosas (aunque referentes como Rolling Stone basen en la política de su país buena parte de sus contenidos). Al fin y al cabo, por simple estadística estamos seguros de que tenemos lectores de muy diversas tendencias políticas. No se trata de no molestar a nadie (si por eso fuera…), sino una precaución para no convertir esto en un centro de batalla en el que perdamos de vista que nuestra labor es promocionar las músicas que nos gustan, y no un lodazal que contribuya todavía más al enrarecimiento del ambiente.

Y es que no os llevéis a engaño, el rock no es un bloque monolítico de esta o la otra tendencia, por mucho que nosotros mismos hace muchísimos años pensásemos que así era porque usábamos una lógica que se ha demostrado errónea: el rock desde su nacimiento era un movimiento contestatario y que de alguna manera desafiaba a las mentes más tradicionales. Sí… pero no. Con el tiempo descubriríamos que teníamos a chusma como Ted Nugent… y más cerca también tendremos casos de artistas más bien reaccionarios, pero ahora mismo eso no tiene la mayor relevancia, la verdad.

Esta semana la cúpula de esta web manteníamos una conversación como las que solemos mantener casi todas las semanas en las que hablamos de todo y de nada. A lo largo de esta charla surgió la posibilidad de publicar un artículo como este, ya que los últimos acontecimientos relativos a episodios de censura contra diversas obras y representaciones artísticas y musicales obviamente no nos gustan. Todos sabemos de qué parte del espectro político vienen estas actitudes retrógradas y autoritarias, y aunque nos parece muy lamentable, creemos que no podemos quedarnos simplemente ahí. Recordemos que personajes que se declaraban “de centro”, como ese haragán llamado Albert Rivera, han soltado perlas del tipo “Si irse de concierto es agenda cultural, irse de tapas es agenda gastronómica” cuando el presidente se acercó al FIB de Benicassim. Esa es la consideración que gente como el mencionado tienen de la música popular: que no merece ser tenida en cuenta como cultura. Si no quieren verla como tal, algo digno de zoquetes que con sus palabras se descalifican a sí mismos, al menos que tengan en cuenta la capacidad de generación de riqueza del sector musical como actividad económica. Porque parece que la pasta es lo único que les interesa ¿verdad? Aunque tal vez sea eso lo que escueza a esos que hablan de “paguitas” y “chiringuitos”, que haya gente que gane dinero que no sean ellos. Y trabajando además.

Apoyamos pues cualquier iniciativa que quiera contrarrestar esta ola reaccionaria que amenaza el mundo cultural. ¿Es esto un posicionamiento político? Si lo es bienvenido sea, pero nuevamente, ese no es el tema. Se trata de defender lo que creemos justo. Y también creemos que tenemos que demostrar nuestro rechazo en las urnas el próximo domingo 23 de julio de 2023, porque una vez que pasen estas elecciones, no va a haber vuelta atrás en cuatro años, y todo el daño que se puede hace en ese tiempo es infinitamente superior al beneficio que se puede generar para toda la sociedad en el mismo periodo.

Vota. Vota a quien quieras… pero vota. Y hazles saber a tus representantes, sean los que sean, que la cultura es un bien preciado en cualquier sociedad y que no se toca. Y que la música es cultura, por muy pequeño que sea el recinto o por muy desconocido que sea el grupo. Porque no solo se vive de festivales masificados y la música (o el cine, o la literatura, o…) necesita de una buena cantera.

Imagen creada con Dall-E.

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