El último día de marzo se publicaba “Relentless” de los británicos Empyre, banda formada en 2016 y este su tercer álbum tras “Self Aware”, su debut de 2019, y “The Other Side”, segunda obra que los de Northampton publicaron en 2021. El disco, compuesto por diez cortes que alcanzan cerca de 50 minutos de duración, amplía los registros de la banda con un acercamiento tal vez un poco más accesible que en sus anteriores lanzamientos.
“Relentless” en efecto nos muestra a una banda de rock contemporáneo que tanto se puede acercar al prog actual, como a la herencia sónica de los 90 o a los sonidos de guitarras más mainstream, lo que hace del álbum un trabajo que puede atraer a un público bastante diverso. Pero siempre desde sus premisas fundacionales, con una querencia por postulados melacólicos, desarrollos instrumentales intensos y atmosféricos y con un punto de oscuridad que se complementan con las letras personales de un Henrik Steenholdt cuya voz dirige el camino de esta decena de composiciones.
Como punto negativo sin embargo que personalmente encuentro el álbum un tanto asfixiante, sobre todo según se va acercando a su recta final. Tal vez es demasiada la intensidad que desprende que el oyente (o en este caso servidor), necesita cierto descanso auditivo.
En cualquier caso estoy seguro de que “Relentless” y Empyre encontrarán su público. Quién sabe si dentro de algún tiempo no estaremos hablando de una de las bandas punteras del rock actual. Porque puede que a mí no me acaben de convencer, pero sí sé reconocer que tienen potencial de llegar a un público amplio (dentro de lo que significa el rock en general en el año 2023, obviamente).