‘La novelista y su película’ de Hong Sang-soo

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A una película por año… incluso más desde 1996, del prolífico cineasta surcoreano que persevera ¡cómo no! en el inconfundible estilo que marca su obra: protagonismo de la mujeres con los hombres apartados a un segundo plano, las casualidades cotidianas… o en el ámbito formal: el minimalismo extremo con atención máxima a los detalles, los escenarios interiores sencillos, las conversaciones pausadas, el uso de cámara estática y planos fijos con zoom acercándose o alejándose de las personas en busca de gestos…

…para narrar en este caso, la historia de una novelista en crisis de creatividad y los diferentes encuentros que tiene con diferentes personas, algunas de su pasado y otras que conocerá ese mismo día (ya que la historia transcurre en un solo día) que derivará en el proyecto de creación de un cortometraje.

El hilo narrativo, como es habitual, vuelve a ser las conversaciones entre estos personajes: los diálogos largos, con amplios espacios para el silencio en ambientes distendidos, salpicados de gotas de humor y algo de cinismo (en los personajes masculinos), marcado en estructuras similares a los actos o episodios teatrales donde no faltan los elementos indispensables en el cine del  surcoreano: la reunión alcohólica necesaria para desinhibirse y hablar de cuestiones reprimidas… con su posterior sueño improvisado.

El cine dentro del cine como excusa para mostrar con tacto y delicadeza su visón, no ya del séptimo arte sino del mundo que le rodea con esta preciosa y sencilla obra, casi improvisada, con personajes y situaciones familiares para los seguidores del director, en el que lo insignificante que pudiera parecer lo cotidiano, cobra especial sentido, como algo disfrutable.

Un alegato a la libertad artística que no desdeña las inseguridades de su proceso creativo… con unos minutos finales que por sí solos justifican su visionado, cuando los protagonistas, desde el mirador de una torre panorámica, observan un camino de flores con ayuda del telescopio turístico de un mirador, a partir del que empezarán a rodar el corto… que tras el predominante blanco y negro… ofrece unas pizcas de color de blanco y negro. ¡Con que poco consigue emocionar Hong Sang-soo en esta breve maravilla!

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