Media hora larga de congoja y oscuridad es lo que nos ofrece en su nuevo disco el británico afincado en Catalunya Adam Giles Levy. Diez canciones que parecen también diez paisajes por los que el oyente va recorriendo diferentes parajes musicales donde la línea común que une todo el proyecto parece ser esa cierta sensación de desasosiego que transmiten estas canciones.
Y es que Adam Giles Levy ha construido un álbum en el que hay cabida para el rock con ciertos toques de crooner, el folk y la música de raíces, el blues primitivo, la experimentación o incluso algún toque entre flamenco y arabesco. Todo junto, pero todo separado: cada canción parece demandar un sonido particular, aunque la sucesión de cortes también transmite una gran cohesión en la que puede que tenga gran parte de la culpa la voz del autor, capaz de modular melodías totalmente pop o de sonar como todo un Maynard James Keenan.
“Wake of Disarray” es en definitiva una obra que podemos calificar de interesante, con algunos momentos más acertados que otros, pero que como mínimo merece darle una escucha.