Y mientras las principales compañías tecnológicas se han metido un buen hostión en la bolsa estos días y alguna que otra criptomoneda ha perdido prácticamente todo su valor, esta pasada semana se ha anunciado también la celebración del Ozzfest en el metaverso.
Yo, que soy un zoquete completamente anticuado que no sé ni programar el vídeo (este “chiste” es otra muestra de lo desfasado que estoy), no tengo muy claro qué es eso del metaverso ni para qué sirve. Pero ya puestos, confesaré que tampoco sé para qué sirven Twitter o Facebook. Y que me aspen si conozco algún detalle que no sea simplemente su existencia sobre TikTok o Twitch (espero haber escrito bien los nombres). Y no me da ninguna vergüenza reconocerlo, me he quedao anclado un par de décadas atrás, pero es que no despierta en mí ningún interés lo que me pueda aportar este nuevo mundo de aplicaciones, redes sociales y zarandajas que parecen diseñadas para quitarnos tiempo, desviar nuestra atención y vendernos cosas (ya sabéis, si es gratuito el producto eres tú).
Pero volviendo a eso del Ozzfest, leo que grupos como Megadeth o Motörhead (¡Motörhead por dios!) van a participar en esta iniciativa virtual en la que, obviamente, también va a estar presente Ozzy Osbourne. Espero que les hayan untado bien de pasta, porque semejante patochada parece más digna de una mala película futurista que algo que tengamos que tomarnos en serio. Y es que, desde mi desconocimiento repito, esto no puede tratarse más que del visionado de una grabación antigua de alguna manera novedosa por la que encima van a cobrar entrada. Igual a alguien le hace gracia por aquello de estar a la última pero qué queréis que os diga, prefiero ponerme al día con el montón de discos que se apilan en mi cuarto de estar que perder varias horas en un mundo virtual que no existe viendo viejos vídeos en directo.
Parece mentira que después de los años de mierda que nos ha tocado vivir la gente prefiera conectarse a su ordenador mediante algún periférico para poder “vivir” una experiencia musical en directo en lugar de ir a las salas en el mundo real. El mundo no acabó de irse al carajo del todo después de 2020, pero visto lo visto tal vez lo merezca.