Desde la pandemia continúa habiendo conciertos que inicialmente iban a darse en 2020, año en el que muchos recitales y festivales para los que teníamos entrada fueron pospuestos “hasta nuevo aviso”. Allá en enero de 2020 las entradas para los conciertos de Michael Kiwanuka en Madrid ya empezaban a agotarse, lo mismo que en Barcelona, e incluso en Zaragoza se tuvo que cambiar de recinto por la alta demanda de localidades. Después de dos años y de tres cambios de fechas, Kiwanuka ha llegado por fin a España con el mismo recibimiento que tuvo entonces: el pasado lunes en el escenario de La Riviera en Madrid una multitud de gente rodeaba el escenario.
La carrera del artista británico lleva más de una década siendo reconocida por la industria desde que lanzó su primer álbum. Kiwanuka menciona a cantantes de blues como Al Green y Bill Withers como sus inspiraciones, lo cual es evidente al oír su primer trabajo. Pero también se puede rescatar una percusión que él asocia a sus orígenes ugandeses. Su estilo se convierte en uno más ambicioso cuando mezcla rock con coros eclesiásticos y una ingente orquesta en su segundo álbum.
En esta gira promociona su último disco “Kiwanuka”, que utiliza los mismos elementos musicales, pero con un sonido misceláneo y de una manera experimental y cuidadosamente calculada, comparable a la de Pink Floyd. Con introducciones e interludios, con este álbum Kiwanuka apuesta por ser un músico variado y en constante cambio, presentándose a sí mismo de esta manera con su apellido en el título, algo admirable para quien fue a comienzos de su joven carrera sugerido por productores discográficos que no usase su verdadero nombre por ser “difícil de pronunciar”.
En sus letras, Kiwanuka habla sobre una constante búsqueda de identidad y de confianza para crear música. Habiendo sido criado en un barrio de Londres donde la gente era mayoritariamente blanca y de un mayor nivel económico, con padres que emigraron de Uganda, y con un gusto musical que no compartía con otros británicos negros, Kiwanuka habla sobre las inseguridades de no saber quién es y de no formar parte de un grupo. Inseguridades que han persistido en su carrera, incluso teniendo fama. Habiendo sido invitado para colaborar por Kanye West, Kiwanuka rechazó la oportunidad por miedo a no ser bien recibido, y la orquestal introducción de cinco minutos en su más famoso tema “Cold Little Heart” era algo que no consideraba que fuera a ser bien recibido de alguien como él.
Las letras del álbum “Kiwanuka” demuestran un gran paso adelante para él. Invitando al público a vivir el presente con el tema “Rolling” y diciendo “no cambiaré mi nombre, no importa cómo me llamen” al comienzo de la letra de “Hero”, entre los temas más destacados del disco. Con estas canciones Kiwanuka se acerca musicalmente a Jimi Hendrix, un héroe suyo desde la infancia, y rinde tributo a activistas negros estadounidenses que le marcaron durante su adolescencia.
Kiwanuka dedicó la mayor parte del concierto a tocar canciones de su último álbum siguiendo el ritmo del disco, con “I’ve Been Dazed” inmediatamente después de la mencionada “Rolling”, tal como el álbum las une una tras de la otra, al igual que con los temas “Piano Joint” y la ambién nombrada “Hero”. El público no solo supo seguir la letra de canciones animadas como “You Ain’t the Problem”, sino también de otras más lentas como “Solid Ground”. Claro que Kiwanuka dedicó tiempo a tocar algunas de las más famosas de sus anteriores álbumes como la explosiva “Black Man in a White World”, el melancólico tema “Home Again”, y dejando para el final sus dos más famosas canciones “Love and Hate” y “Cold Little Heart”, con la que Kiwanuka fue lanzado al estrellato cuando la famosa serie de HBO “Big Little Lies” la utilizó como canción principal en su introducción.
Para alguien que cuando regresó a su país de origen fue llamado “mzungo”, que significa en la lengua de Uganda “viajero” o “forastero”, Kiwanuka sin duda encuentra a su público cuando está en el escenario. Con su último concierto en Madrid siendo el pasado martes, los admiradores de Michael Kiwanuka sin duda han tenido un espectáculo digno de haber sido esperado durante más de dos años.