Este pasado fin de semana Amazon Prime estrenaba los tres primeros capítulos de la esperada tercera temporada de “The Boys”, con el resto de partes a programarse a razón de uno cada viernes. Una maniobra esta de no estrenar de golpe toda la temporada que viene utilizando la plataforma de Bezos con sus series estrella en los últimos tiempos y que parece dar lugar a reacciones encontradas en las redes. Si le está sirviendo como una forma de dar guerra a la hegemónica Netflix es algo que no está del todo claro, pero como parte positiva -al menos desde mi óptica- es que así se consigue mantener la tensión, sensación que se diluye casi por completo cuando uno puede ver toda una serie del tirón.
En cualquier caso, la tercera temporada de “The Boys” ha arrancado manteniendo el nivel de la anterior. No es cuestión aquí de desvelar tramas ni argumentos (habrá lectores que todavía no hayan podido ver los nuevos capítulos), pero baste decir que en estos tres episodios que ya hemos podido ver, la historia avanza un año respecto a donde quedó en la temporada dos, elipsis en la que el espectador descubre de golpe algunas novedades que sin duda marcarán el devenir de los siguientes. Además se introducen algunos nuevos personajes y se ahonda en el pasado de otros; también asistimos a una especie de guerra total de baja intensidad entre uno y otro bando -e incluso dentro del que teóricamente sería el mismo-.
Así, asistimos a una inicio de temporada donde vemos que el cada vez más excesivo e incontrolable Homelander tratará de contrarrestar su declinante popularidad frente a una Starlight que se ve empujada al protagonismo, un Butcher que tendrá que afrontar una incómoda y potencialmente peligrosa decisión o un Hughie que se da cuenta de que, tal vez, estaba equivocado… además de abrirse nuevas historias paralelas, claro. Y todo, por supuesto, con las mismas dosis de mal gusto, casquería, lenguaje ofensivo e irreverencia que ya habíamos visto en los dieciséis capítulos precedentes. Estupendo pues.
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