El barcelonés Ramon Aragall acaba de lanzar su tercera referencia en solitario, un EP de cinco cortes titulado “Un grito descomunal” y unos veinte minutos de duración que viene a consolidar el sonido de este multiinstrumentista que alterna esta faceta de solista con su participación a la batería en bandas como Els Amics de les Arts, Dorian o Cepeda.
Aragall se encargó de todo en esta nueva obra, grabando, produciendo y mezclando en su propio estudio, BeeOne Studio, junto a Andrés Gallego, con masterización en los conocidos Ultramarinos a cargo del no menos conocido Víctor García.
En estas cinco canciones Aragall nos muestra un universo sonoro muy personal que se acerca a ciertos exponentes del sonido progresivo actual, acompañado de unas letras tremendamente personales que -por suerte- no caen en lugares comunes.
Por lo demás, resulta complicado adscribir el sonido de “Un grito descomunal” a un género concreto. Como decía antes, hay aquí elementos que lo relacionan con algunas tendencias del prog de hoy en día, pero también tenemos melodías que rozan lo onírico, bases electrónicas que dotan al conjunto de cierto regusto bailable, momentos expansivos con vocación de hit que parecen beber de los 80 o incluso pasajes atmosféricos que reúnen características de The Cure o el Trent Reznor más reposado. Todo vestido de pop de altos vuelos.
No hay duda de que lo que Aragall ha conseguido aquí es una obra que trasciende géneros, delicada pero sólida a la vez, y que define al artista como un autor dotado de una visión musical muy personal y certera.