Juana Everett – ‘Move On’ (The Silver Box 2021)

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Ha pasado bastante tiempo desde que empezamos a recibir las primeras noticias -allá por el otoño de 2019 con el estreno de “Fake Love”- sobre este “Move On”, primer larga duración de la madrileña afincada en Los Angeles Juana Everett. Supongo que la pandemia habrá tenido algo que ver en este particular, aunque desde hace unos días el disco ya se encuentra disponible para su escucha. ha apostado por la libertad estilística.

Registrado en los estudios Tritone de Glendale (California) junto a una banda que incluye a Bart Davenport a la guitarra, Aaron Olson al bajo (L.A: Takedown), Josh Nelson en piano y teclados (Natalie Cole, Gaby Moreno) y Andres Renteria a la batería y percusión (Weyes Blood), “Move On” significa no solo el debut en formato LP de Juana, sino también una especie de libro de ruta de lo que la madrileña experimentó cuando decidió cruzar el charco y establecerse en la orilla más lejana a nosotros de los Estados Unidos y de lo que dejaba atrás.

No sorprende por tanto el título genérico del álbum, puesto sin duda con la mayor de las intenciones, algo que tal vez también se deje notar en la libertad con la que Everett ha afrontado la construcción de estas composiciones. No puede decirse que la artista haya querido encorsetarse en unas únicas coordenadas estilísticas -aunque no hay cambios abruptos en el sonido y el conjunto se muestra compacto-, por lo que resulta difícil asignarle una etiqueta a las nueve canciones que contiene la obra. Da la impresión también de que se ha buscado una producción preciosista -aunque no recargada-, tal vez para subrayar el caracter luminoso y esperanzador que parece querer transmitir el disco en su conjunto; o al menos así lo siento yo.

Y si bien para su autora las historias que narra en estas letras seguramente tienen un trasfondo catártico, creo que sería erróneo calificar a “Move On” como una obra que rompa en el plano musical completamente con su pasado. Es el mensaje lo que marca el cambio, no el vehículo a través del que Juana nos lo transmite. Sí, hay un evidente cambio respecto a su EP del año 2015, pero eso no significa necesariamente una ruptura: a lo que asistimos en “Move On” es al crecimiento de Juana como escritora de canciones, ampliando sus horizontes compositivos hacia terrenos que no se limitan al Americana de sus comienzos como solista. Algunos hablan de una mezcla entre Liz Phair y Lydia Loveless; yo, de natural prudente y timorato, prefiero afirmar que se notan influencias del indie de los 90.

El resultado es un conjunto de canciones que parecen funcionar en perfecta simbiosis unas con otras. Nada chirría y todo encaja a la perfección en un disco que nos muestra a una Juana Everett doblemente valiente: al exponerse en esas letras tan personales y al atreverse a crear un álbum donde el nexo entre las composiciones no es un único género sino su línea argumental. ¿Pero acaso no nos había demostrado ya Juana su valentía al arrancar de cero en otro continente? Veremos hasta dónde llega en próximas obras, pero para un primer viaje no está nada mal.

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