El 4 de enero de 1986 moría en un hospital de Salisbury por complicaciones generadas por una septicemia Phil Lynott, el inolvidable líder de Thin Lizzy. Entre las causas de la muerte se citan neuominía e insuficiencia cardíaca tras una vida de excesos y una adicción a la heroína que resultaron fatales. El bajista y cantante contaba únicamente con 36 años de edad, pero aunque su muerte fuera una desgracia para el mundo del rock, al menos seguimos contando con su legado musical. Un legado que podemos considerar como uno de los más importantes en la historia del hard rock mundial.
La vida de Phil no fue sencilla. Hijo ilegítimo entre una mujer blanca y un emigrante guayanés, Cecil Parris, Lynott y su madre Philomena fueron abandonados por este a las pocas semanas de su nacimiento, el 20 de agosto de 1949, razón también por la que llevaba el apellido de su progenitora. Tras problemas de racismo en su escuela de Manchester, donde residían, Phil fue enviado a vivir con sus abuelos a Dublin, ciudad en la que en 2005 se erigiría una estatua de bronce en su honor que es hoy muy visitada por fans de todo el mundo.
En Dublín, a pesar de estar alejado de su madre -con la que se mantuvo muy unido durante toda su vida-, vivió Lynott una infancia feliz según cuentan. Desde mediados de los 60, tras ser introducido en la música por su tío Timothy, Lynnot comenzó su carrera en varios grupos de corto recorrido, aunque la experiencia le sirvió para coger experiencia como frontman y para conocer a Brian Downey. Su primera banda medianamente importante fue Skid Row, aunque por aquel entonces Phil todavía no tocaba ningún instrumento y se dedicaba únicamente a las voces. Con el tiempo sería sustituido, pero su compañero Brendan Shiels le enseñaría a tocar el bajo al sentirse culpable de la situación.
A finales de esa década, otra vez junto a Downey, la pareja conocería al guitarrista Eric Bell, con quien formarían Thin Lizzy. Con esta formación el grupo grabaría sus tres primeros álbumes, donde se pueden encontrar éxitos como la versión de “Whiskey in the Jar” o “The Rocker”. Pero el sonido que hoy en día consideramos como el clásico de Thin Lizzy no llegaría hasta el cuarto álbum del grupo, “Nightlife”, con la incorporación del guitarrista estadounidense Scott Gorham, que junto al también recién llegado Brian Robertson comenzarían a desarrollar la técnica de las “twin guitars”. Gorham se mantendría en todas las encarnaciones de la banda hasta su final en la década de los 80, pero tras Robertson -que aún así se mantuvo en el grupo hasta finales de los 70- pasarían por el grupo músicos como gary Moore (a quien Lynott conocía desde los tiempos de Skid Row), Snowy White o el también norteamericano John Sykes.
En solitario, Phil lanzaría en vida dos álbumes, “Solo in Soho” y “The Philip Lynott Album”. Tras la separación de Thin Lizzy en 1983 envueltos en el desánimo y los problemas con las sustancias prohibidas, Lynott encabezaría el proyecto Grand Slam. También son dignas de mencionar su participación en la versión musical de “La Guerra de los Mundos” o sus colaboraciones con Johnny Thunders (participó en su debut “So Alone”) o con Steve Jones y Paul Cookde los Sex Pistols (junto a miembros de Thin Lizzy lanzaron un singler bajo el nombre de The Greedies).
Phil Lynott no debe ser recordado únicamente como un gran frontman, sino también como un excelente letrista que incluso llegó a publicar algún libro de poemas. Su influencia en el mundo del rock es incalculable, tanto como lo son las numerosas versiones de Thin Lizzy que se han realizado a lo largo de los años como los homenajes en forma de canción que ha recibido el cantante y bajista irlandés (entre ellos el de los gallegos Los Suaves). Sirvan estas líneas también como nuestro más humilde homenaje a alguien que nos ha dado tantas horas de diversión a lo largo de nuestras vidas.