Ni el desastroso 2020 ha podido frenar el ritmo de publicación de nuevos trabajos de Joe Bonamassa, probablemente uno de los músicos que mejor ha sabido leer la situación de la industria musical actual y en consecuencia hacer lo único que se puede para sobrevivir hoy en día: trabajar y trabajar.
Obviamente el coronavirus ha tenido que trastocar sus planes al menos en lo que a giras y conciertos en directo se refiere, pero aparte de la presentación en formato virtual de este nuevo trabajo que hoy nos ocupa, “Royal Tea”, durante este 2020 el estadounidense ha visto estrenado un documental dedicado a su vida -“Guitar Man”-, colaborado con Dion en un tema navideño y reeditado su disco de debut “A New Day Yesterday”, rebautizado ahora como “A New Day Now”. De estar en un año normal, probablemente “Royal Tea” habría sido lanzado antes -se grabó en enero de 2020-, pero esta espera de casi un año seguramente ha sido provocada por la situación general.
Los fans del estadounidense y con suerte algunos de nuestros lectores recordarán que en al año 2018, el bueno de Joe ya lanzó “British Blues Explosion – Live”, un directo con el que el otrora niño prodigio de la guitarra quería rendir homenaje al blues británico y a tres de sus guitarristas: Eric Clapton, Jeff Beck y Jimmy Page (y si no lo recuerdan les refrescaremos la memoria con el siguiente enlace).
Pues bien, parece que Bonamassa no tuvo suficiente con aquel álbum y junto a su productor de cabecera, el conocido Kevin Shirley, se encaminó a los legendarios estudios londinenses de Abbey Road con similares fuentes de inspiración -léase Jeff Beck, John Mayall & The Bluesbreakers, Eric Clapton o Cream-. Añadamos a esto la presencia en la composición de alguien como Bernie Marsden, que coescribe la mitad de los diez temas del álbum. También se puede destacar como coautores de uno de los temas a Dave Stewart y Jools Holland.
Dicho todo esto, no debería sorprender en demasía que estemos probablemente ante el disco más “duro” que haya grabado Bonamassa bajo su propia firma. Porque sí, puede que la inspiración primaria sea el blues británico de los 60, pero es innegable que entre estos 53 minutos de música también encontramos mucho hard rock de inspiración inglesa (algo de Jimmy Page por aquí, un poco de Thin Lizzy por allá, algún momento cercano a los primeros Whitesnake por acullá…).
La primera impresión por tanto es de desconcierto: personalmente esperaba un disco de blues más ortodoxo. Pero lo cierto es que el resultado de este “Royal Tea” tiene todo el sentido del mundo una vez hemos leído los créditos. También es verdad que la mayor parte de este material más hard rockero está situada en la primera mitad del disco o poco después, con lo que algunos temas más prescindibles se encuentran situados hacia el final. Esto provoca la sensación en el oyente de que el álbum pierde algo de fuelle. Y ciertamente “Royal Tea” no es el mejor disco de Bonamassa de los últimos años, aunque tampoco puede decirse que estemos ante un desastre mayúsculo, ni mucho menos. Lo dejaremos en irregular pero tirando hacia lo alto.