Los barceloneses Nueva Vulcano han lanzado digitalmente hace tan solo unos días su nuevo trabajo, “Ensayo”, aunque para los formatos físicos de esta quinta obra de estudio del grupo tendremos que esperar al próximo 30 de octubre.
El título parece provenir de cómo se gestó la obra: durante diez fines de semana entre febrero de 2019 y enero de 2020 -Albert Guàrdia vive por motivos laborales en Madrid-, el trío se encerró en el local de ensayo para trabajar como si de una jornada laboral se tratase. El trabajo previo a la grabación culminó con dos ensayos en directo en la sala VOL de Barcelona en febrero, justo antes de entrar al estudio junto a Santi García. Como puede deducirse con un simple vistazo a la fechas, el grupo sorteó el confinamiento por el canto de un duro.
En cualquier caso, este quinto trabajo de la banda nos trae una docena de intensos cortes donde casi podría decirse que la banda se reinventa. Algo que puede tener todo el sentido del mundo si tenemos en cuenta que han pasado cinco años desde su anterior lanzamiento. En ensayo hay menos canciones de amor, como confiesan los propios autores, y tal vez se note un enfoque más cotidiano. Pero en última instancia seguimos detectando las mismas referencias sonoras de siempre.
Da también la impresión de que tanto trabajo previo en el sótano de casa de los padres de Albert ha tenido también su importancia en la forma que toma el disco. Porque “Ensayo” se destapa como un disco global en el que parece tener más importancia el conjunto que los cortes individuales. Y no es que no sobresalgan algunos sobre otros -o mejor dicho, no es que no se diferencien unos de otros-; más bien contrario, el nivel es tan similar que cuesta decidirse por un favorito.
No sé qué posición dentro de la discografía de Nueva Vulcano acabará alcanzado “Ensayo”, tal vez sea todavía un poco pronto para decidir eso, pero lo que sí tengo la impresión es que ocupará uno de los puestos de honor.