Elvis está vivo y se gana la vida de impersonator de sí mismo. Paul McCartney está muerto y le sustituye un doble desde hace décadas. La afición de Jimmy Page por la brujería y la magia negra provocó la muerte del hijo de Robert Plant. Y Kurt Cobain no se suicidó, fue asesinado.
Muchos son los mitos y las leyendas urbanas que salpican el anecdotario del rock. El párrafo anterior recoge solo unas pocas, y hoy precisamente vamos a hablar de la última de ellas, que se basa en gran parte en las tesis que se exponen en este documental que supuso todo un bombazo en su época.
La revisión de “Kurt & Courtney” tantos años después permite ver las cosas con el suficiente distanciamiento como para poder ponderar su valor en su justa medida. Y lo cierto es que esta película, por muy polémica que fuera en su día, aporta bien poco. El director parece que se limite a hacerse eco de habladurías y de quedar con pirados, para acabar admitiendo que ya no sabe ni qué creer. El resultado es un filme en el que no queda muy claro cuál es la tesis que quiere demostrar el realizador, si es que quiere demostrar alguna aparte de perpetrar una mini venganza personal contra Courtney Love.
Y ciertamente “Kurt & Courtney” poseía los ingredientes para la polémica: aparece un personaje apodado “El Duce” que asegura que Love le ofreción 50.000 dólares por matar a Cobain y, para más inri (no sé si es la expresión más apropiada), muere en circunstancias un tanto peculiares pocos días después de ser entrevistado para la película; el director además nos va narrando cómo la presión de la propia Courtney provoca que le retiren su apoyo los socios capitalistas del proyecto. Y ya para rizar el rizo, Broomfield decide boicotear un evento en el que la Love ejerce de presentadora.
Al final la historia pierde fuerza por ese afán del director de cuestionar a los entrevistados (por ejemplo el padre de Courtney Love, autor de libros en los que la líder de Hole no queda muy bien parada, o el investigador privado que esta contrató en los días previos a la muerte de Kurt según dice él mismo para cubrirse las espaldas). Sin embargo no parece poner muchas pegas a la aparición de una chica que dice haber conocido a la pareja en los ambientes de la drogadicción y que, además de no aportar ninguna prueba, tampoco dice nada más allá de llamar “arpía” a Courtney Love. Todo esto, junto la inclusión de la totalmente gratuita escena en la que les conminan a abandonar un edificio público, que no tiene ningún sentido, hace pensar que realmente Broomfield iba muy justo de metraje y, por tanto, tal vez habría que ver “Kurt & Courtney” más como la historia de un equipo de rodaje y las dificultades que atraviesan para sacar adelante una película, que como un documental sobre la pareja a la que hace referencia su título.