Tras la edición en el año 2005 de “Prairie Wind”, uno de sus discos “tranquilos”, más inclinado al folk, el canadiense Neil Young decidió presentarlo en el Ryman Auditorium de Nashville -una de las sedes del Grand Ole Opry-, en la misma ciudad donde fue registrado y con los mismos músicos que participaron en aquella grabación.
La ocasión bien merecía ser inmortalizada con un equipo de cámaras, y el tito Neil confió en Jonathan Demme para la realización de este concierto-documental, director con la suficiente experiencia en lides similares y con el que volvería a trabajar un lustro después en “Neil Young: Journeys”, así que suponemos que el de Ontario quedaría satisfecho con los resultados.
Demme se encargó de entrevistar a algunos de los participantes en el concierto, como los desaparecido Rick Rosas y Ben Keith, Spooner Oldham, Emmylou Harris o la por aquel entonces todavía esposa de Young, Pegi, que aquí ejerció además de corista. Sus intervenciones -y también la de Neil Young- ejercen de breve preludio a la filmación del concierto.
Y es que básicamente “Heart of Gold” es un testimonio de aquella presentación, que se dividió en dos partes: la primera compuesta por los temas del nuevo disco y la segunda destinada a algunos de los clásicos de Young, entre ellos el que da título a la cinta.
Entre medio de ellos, Young salpica los intervalos con algunas presentaciones, entre las que tienen especial significado las que se refieren a su padre, fallecido un par de meses antes de aquel concierto. Es curioso conocer también que un par de semanas después, Young iba a ser sometido a una intervención por un aneurisma, lo que no impidió como podemos suponer que llevase adelante sus planes.
“Neil Young: Heart of Gold” es por lo tanto lo que es: básicamente una actuación en vivo, no un documental en el sentido estricto de la palabra. Pero bien merece un nuevo repaso (o un primer visionado si es que algún fan todavía no lo ha visto).