A 31 de diciembre se puede calificar de rara avis aquella publicación que no haya hecho balance del año que está por terminar.
En tesituras varias, cada cual incluye en esta labor sus preferencias particulares, conjuntadas de manera recurrente con las de un público más o menos entregado. Como no puede ser de otra forma, fuera de las quinielas quedan tanto los materiales de bazar, totalmente prescindibles, como, de vez en cuando, auténticas gemas sólo conocidas por irredentos fans de géneros que distan años luz de lo “mainstream”.
Este, el de las joyas desapercibidas –que no perdidas ni ignoradas- podría ser punto por punto el caso de “Abyss”, Ep publicado en mayo de este año que termina hoy por la banda bilbaína Dormanth.
No son muchos los combos que pueden presumir de haber alcanzado el estatus de “banda mítica”, aunque sea en un contexto local, tras más de veinte años de inactividad. Por tanto, su vuelta en 2015 con “Voice of Soul”, EP de aniversario editado como “pequeño regalo” a los fans, y posteriormente con el sobresaliente “Winter Comes” en 2016, supuso un nuevo punto de partida para una banda desaparecida en 1996 tras un solo disco y que se presenta hoy día como notablemente más prolífica que entonces.
Alguna que otra reedición de antiguo material y un nuevo disco más tarde (“Valley of Sadness”, 2017; “IX Sins”, 2018), se plantan Dormanth en 2019 con un nuevo trabajo en el que, si bien siguen su guion sin saltarse renglones, aportan a su death metal melódico nuevos registros sonoros que representan cierta innovación en su propuesta.
“Abyss” se compone de cuatro nuevos temas, una outro de la que se extrae el título del trabajo y dos revisiones de un par de viejos clásicos de Dormanth, “Black Moon” y “Shadows of a Tear” (temas extraídos de su Ep de regreso en 2015, el ya citado “Voice Of Soul”, y de su primer largo, “Valley of Dreams”, 1995).
Como comentábamos líneas arriba, este nuevo Ep de los bilbaínos se mantiene fiel a la línea musical que el grupo ha venido manteniendo desde sus orígenes (como se puede apreciar en “Waves” o “Silent Room”), pero no está exento de nuevas adiciones que dotan al conjunto de una atmosfera única (“Sea of Trees”, “Dark smile”). Y es precisamente aquí, en estas dos perlas donde se aprecia que Dormanth volvieron para quedarse, porque calidad no les falta.
Esperemos que las ocupaciones musicales paralelas de Javi Martinez y Oscar Del Val (únicos miembros originales de la banda), ambos parte del grupo In Thousand Lakes, no releguen a Dormanth a otros veinte años de parón.