Tras aquel volumen inicial titulado “Mañanas negras como el carbón”, el pasado octubre
llega a las librerías de la mano de nuevo de la editorial Contra este “Tardes de
persianas bajadas”, obra que continúa con la narración que el vocalista de Suede, Brett
Anderson, realiza de su vida. Conviene por lo tanto haber leído el volumen inicial –
aunque no es del todo imprescindible para seguir el hilo de la narración-.
Anderson retoma la historia -su historia- donde la dejaba en la primera parte, con unos
jóvenes Suede cerca de lanzar su primera obra de estudio y por lo tanto al borde de
conocer una atención desde los medios sin precedentes.
“Tardes de persianas bajadas” repasa pues la trayectoria de Suede desde los
preliminares a la edición de su debut hasta su separación a comienzos de este siglo. Es
sin duda un relato intenso y en el que se suceden momentos que interesarán a los fans
morbosos de la banda, como las tensiones que desembocaron en la marcha de Bernard
Butler, la reinvención del grupo sin el guitarrista, el aumento de la formación con la
incorporación del teclista Neil Codling y detalles de las grabaciones de todos sus
álbumes.
El protagonista huye conscientemente de los clichés de las biografías del rock y evita
la inmundicia o los detalles que incluyan nombres rutilantes que den peso a la
narración. No es que oculte nada, pero no se recrea en dar detalles que, por otro lado,
lastrarían un texto que resulta ágil y fácil de seguir, aunque para nada de una
construcción simple: la obra posee incluso valor literario.
“Tardes de persianas bajadas” es sin embargo un perfecto tratado de cómo son las
dinámicas internas dentro de las bandas de música. Incluso se puede aprender lo que el
negocio, el desmesurado éxito a una edad temprana y una cierta incapacidad para
canalizar los sentimientos propios y para la comunicación interpersonal pueden hacer
con un grupo. En ese sentido Anderson se sincera y uno se cree realmente que le cueste
repasar ciertos episodios, principalmente las circunstancias que rodearon la marcha de
Butler. De hecho no hay aquí más que buenas palabras para el guitarrista.
Para mí todo su valor reside precisamente en esa forma que Anderson ha tenido de
enfocar su historia, distanciándose lo suficiente de su yo del pasado para hacer un
relato ponderado, sin justificarse ni tampoco esconderse, y reflejando a la perfección
lo que las presiones de la industria discográfica y del estrellato pueden provocar en
cualquier persona.
Muy recomendable por lo tanto este “Tardes de persianas bajadas” incluso para los que
el nombre de Suede les resulte ajeno.
“Tardes de persianas bajadas” de Brett Anderson está editado por Contra.