El mismo día en que Palace tenían programado su inicio de gira por la geografía patria, desde la promotora se comunicaba que Martha Gunn, artistas invitados de la gira, no iban a actuar en la fecha que los de la ciudad del Támesis tenían prevista para la capital del reino, por motivos de salud, ya que su vocalista no se encontraba en condiciones para actuar esa noche.
Esta circunstancia hizo que el lapso de tiempo desde que la sala El Sol abrió sus puertas hasta que Palace hicieron acto de presencia en el escenario se hiciera un poco más larga de lo habitual en estos casos.
De todas maneras, Palace consiguió reunir al pasado jueves a un nutrido grupo de seguidores, y sobre todo de seguidoras, quizás recogiendo lo sembrado en su reciente actuación en la edición de este año del festival Mad Cool.
La expectación y los nervios, sobre todo en las primeras filas, era palpable, y aunque la sala no estaba completamente llena, que casi, no como en la anterior aparición en el foro del ahora trío, que se saldó con una escasa quincena de personas, el ambiente, esta vez, les era propicio a Wydnham y sus socios.
La banda comenzó a desgranar su repertorio, intercalando hábilmente temas menos conocidos con otros que son sus gemas, aunque un sector amplio del respetable se sabía al dedillo todas y cada una de las canciones que interpretaron durante la velada.
Un sonido pulcro y bastante equilibrado, donde la voz y los gorgoritos de Wyndham, en primer plano, formaban la espina dorsal del concierto, y que él acompañaba con ese estilo peculiar que tiene al interpretar sus temas, casi todo el tiempo de puntillas y con idas y venidas al micrófono, ante la atenta mirada del público.
Palace se sentían cómodos, a pesar de que el resto de la banda se mantuvo en un segundo plano, especialmente el hierático Rupert Turner, anclado tras de sus guitarras, dejando a Wyndham la labor de líder de la formación, papel en el que se siente verdaderamente cómodo y se desenvuelve perfectamente.
Palace nos ofreció un repertorio variado, en el que se hallaban entreverados temas de sus dos álbumes publicados hasta la fecha, aunque escorados levemente hacia el más cercano, “Life After“.
Su estilo, deudor de la hornada de pop melódico que comenzara Coldplay hace ya unos lustros en la pérfida albión, consiguió enardecer al respetable, que indefectiblemente se rindió ante ellos, quizás no solamente motivados por el plano musical, y que cristalizó en una especie de comunión entre la banda y público que dejo a todos contentos, aunque fuera al borde de la hiperglucemia.