Los recelos siempre asaltan cuando formaciones que antaño cosecharon más o menos reconocimiento vuelven a la carga tras una buena temporada en barbecho.
Suele aprovecharse alguna efemérides, normalmente el aniversario, eso sí, con un mínimo de dos décadas de distancia, de la publicación de algún trabajo emblemático en la carrera de la banda.
No sorprende que una buena parte de las giras que visitan la piel de toro estén copadas por este tipo de eventos, ante lo cual, siempre asalta esa vieja paremia de las segundas partes.
Como en toda situación, los resultados son dispares, pero parece que en los últimos tiempos, este tipo de rejuvenecimientos sientan bien, y los interesados echan el resto, bien por esa inyección de adrenalina por estar de nuevo en la pomada, bien por que realmente siempre fueron un referente en directo, o por otras muchas y validas razones.
También hay que decir que no es oro todo lo que reluce, y algunas formaciones saldan sus conciertos con el piloto automático, para conseguir ese suficiente raspado.
No obstante, el nivel medio de estos dinosaurios, y esto debería preocupar a las nuevas generaciones, últimamente es incluso mejor que el de muchas bandas en período ascendente, o consolidado, que parece que pasan por los escenarios en lugar de ofrecer conciertos
Pero eso no es lo que venimos a tratar aquí hoy, o al menos, no todo.
Una de esas bandas referenciales en lo que vino a ser el nacimiento efervescente del movimiento indie en la pérfida albión nos visitaban esta semana.
The Wedding Present, a la sazón David Gedge, se presentaban en la capital del reino en una sala a la cual no habíamos tenido ocasión de acudir, al menos no para menesteres que incluyan conciertos en directo, con lo cual la incógnita y la curiosidad eran doble.
A pesar de las columnas, Independance Live nos sorprendió por el sonido y el ambiente que se respiraba, que no hizo mas que mejorar con la media entrada larga de seguidores que Gedge y sus acólitos fueron capaces de reunir en la poco habitual tarde de domingo.
Con una actitud sobre las tablas que fue evolucionando a mejor a medida que el concierto transcurría, The Wedding Present sonaron compactos, potentes, limpios cuando debían serlo, e hirientes cuando la ocasión lo demandaba.
Gedge se mantiene en un estupendo estado de forma, dando guitarrazos con espasmódicos movimientos entre las estrofas, acompañado y arropado perfectamente por sus escuderos, que demostraron un notable nivel, y su voz apenas ha cambiado, con lo cual, uno podría cerrar los ojos durante el concierto y pensar que se encontraba viendo a la banda cuando “Bizarro“, el álbum homenajeado en esta gira, saltó a la palestra.
El público, algo frío a los inicios, no tuvo mas remedio que rendirse ante las joyas que atesora la banda.
A tal efecto quizás “Brassneck” fuera la que rompiera el hielo justo detrás de “Rotterdam“, con la que decidieron abrir el concierto, siendo quizás uno de los momentos álgidos de la velada cuando los acordes de “Kennedy” comenzaron a sonar, y a partir de ahí la sala se convirtió en el lugar de completa comunión de banda y público.
Gedge se mostró relativamente comunicativo, siempre sin abandonar la flema característica de los habitantes de la pérfida albión, pero manteniendo en todo momento una buena conexión con el respetable.
Tras algo mas de hora y media, y sin bis mediante, The Wedding Present dieron por concluido un estupendo concierto, tras lo cual Gedge se situó tras un extenso y bizarro puesto de camisetas, discos, comics y un catalogo de memorabilia mas grande que un puesto en el rastro, recibiendo y atendiendo a todos y cada uno de los que se acercaban a conseguir algún artículo, o simplemente a hacerse una foto para el recuerdo.
Miel sobre hojuelas.