The Cult – Madrid (La Riviera 21-8-2019)

The Cult contra The Cult

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Contra viento y marea, uno de los más carismáticos combos del rock consiguieron colgar el cartel de entradas agotadas en la única fecha en sala que estaba programada dentro de la gira “A Sonic Temple”, en la que se suponía que la banda repasaría al completo uno de sus más emblemáticos álbumes, el que supuso su apuntalamiento definitivo en el olimpo del rock.

Quizás por ello, a pesar de no anunciarse con demasiada anticipación y ser la fecha un miércoles del árido y despoblado mes de agosto en la capital del reino, la legión de seguidores que Astbury y Duffy llevan atesorando lustros respondieron a la llamada de los jefes de la tribu, abarrotando la sala La Riviera y dejando a alguno que otro a las puertas ya que, como les hemos comentado anteriormente, no quedaba ya ninguna entrada disponible en taquilla para asistir a este concierto de The Cult.

Pertrechados para la ocasión con camisetas de diversas etapas de la banda, con especial proliferación de la que hace referencia al motivo de la gira, la masa social aparecía en los aledaños de la sala con espíritu madrugador, quizás para granjearse un lugar cercano al escenario donde poder estar junto a sus ídolos.

De sobra es sabido, y aquí en Rock And Roll Army lo hemos comentado en más de una ocasión, que The Cult es una banda que es capaz de los mejores y los peores momentos en directo, siempre a merced del estado de gracia de su vocalista Ian Astbury, y también, aunque en menor medida, del grado de implicación de los escuderos que en cada momento acompañen a la dupla Astbury/Duffy. The Cult pueden ser, y de hecho lo son de una manera cíertamente cíclica, los mejores aliados y los peores enemigos de The Cult, con esa tendencia al tiro en el pie a flor de piel.

La formación más reciente que acompaña a la banda, con el pétreo John Tempesta, que debe de ser a estas alturas el batería que más les ha durado, Damon Fox a las prácticamente de atrezzo teclas y Grant Fitzpatrick a las cuatro cuerdas, se esforzaba en mayor o menor medida en dar cobertura al incombustible y enorme Duffy y al voluble Astbury.

Decimos que se esforzaban porque el sonido fue realmente pésimo, con unos teclados palpablemente inaudibles durante todo el concierto, y un bajo que realmente solo se imponía en aquellos momentos, como cuando abrían el concierto con “Sun King, donde realmente es imprescindible para la canción de rigor.

No fue ya hasta más de la mitad del concierto que el sonido comenzó a ser aceptable, lamentablemente cuando el breve y escueto repaso que daban a “Sonic Temple” llegaba a su ocaso con “Fire Woman”.

A partir de ahí, como decimos, se hicieron audibles, con reparos, los temas que restaban en la lista que The Cult habían pergeñado para la velada.

Un repaso a épocas pretéritas de la banda, con temas de sus álbumes clásicos, a excepción de “Ceremony” y el homónimo “The Cult”, o el de la cabra como se le conoce habitulmente, con mayor peso hacia “Beyond Good And Evil”, quizás su mejor entrega desde la “reunificación” de la banda, y sin asomo de reivindicación a ninguno de los posteriores a este, ni siquiera al más reciente, evidenciaron que los The Cult de hoy en día se sienten más cómodos en esta tesitura, sobre todo Ian Astbury, que maquilló, en cierta manera, el pobre registro vocal que mostró hasta bien pasado el ecuador del concierto.

Todo esto es secundario y banal cuando uno tiene al lado a alguien llamado Billy Duffy y siempre puede permitirse casi cualquier devaneo y ausencia, porque como nuestro director dice, “Billy Duffy es EL ROCK”.

Él solito se ventiló cualquier atisbo de duda de sus seguidores, aunque la banda, entre la ausencia sónica y una cierta desidia y desempaste, no le ayudara en demasía, y sostuvo la poco más de hora y cuarto de música que The Cult nos ofreció rememorando uno de los álbumes fundamentales de la historia de la musica rock.

Porque Duffy es el pilar fundamental de la banda, algo a lo que hasta Astbury se tiene que rendir cuando escenifica esos forzados momentos de hermandad con su enemigo íntimo, aunque luego cada uno salga por un lado del escenario.

Lo que sí es cierto es que la sensación general de los que abarrotaron La Riviera el pasado miércoles fue tremendamente positiva, y los comentarios que se escuchaban mientras las hileras de seguidores abandonaban la sala, eran las de haber asistido a una liturgia irrepetible, portando casi todos ellos una expresión de satisfacción en sus rostros.

Quizás hubiéramos preferido un repaso, si no íntegro, más exhaustivo de “Sonic Temple”, ya que el motivo aparente de la gira es rememorar ese hito en su carrera, pero entonces quizás no hubiéramos tenido oportunidad de escuchar, a modo de livianos daños colaterales, joyas pretéritas como las que el pasado miércoles sonaron en la capital del reino.

Al salir de La Riviera, las calles estaban mojadas, como si el canto a la lluvia que momentos antes se oía en el interior hubiera surtido su efecto en un guiño del destino.

Ya solo nos queda esperar la siguiente oportunidad para volver disfrutar de The Cult, aunque probablemente no tardemos demasiado, puesto que le tienen cogido el gusto a pasar por la piel de toro con cierta asiduidad, y que en esa ocasión les dé por celebrar el aniversario del posterior trabajo discográfico en la lista.

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