The Cult celebrando el 30 aniversario de Sonic Temple, esta vez en sala

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Poco antes de salir a la luz, “Electric” fue totalmente regrabado. Astbury, Duffy y Stewart no estaban a gusto con la continuidad de lo que quedó reflejado en lo que más tarde salió a la luz como “The Manor Sessions” (o “Peace” en la versión del álbum “Rare Cult”), por su continuismo respecto a su anterior álbum, “Love”, y se pusieron a la faena con la ayuda del afamado y estrambótico Rick Rubin, con el que facturaron el álbum que los puso definitivamente en el orbe del rock.

Después de esto, el siguiente paso era dificil de tomar. Superar el hito que supuso “Electric” era ardua tarea, y The Cult eran conscientes de ello. Decidieron no volver a contar con Rubin, conscientes de que sería el primer paso para la diferenciación, y se pusieron a trabajar con uno de los productores más influyentes del momento, Bob Rock.

Esto les propició un montón de críticas por parte de sus seguidores, puesto que gran parte de ellos, al igual que ocurruría con los seguidores de otro cuarteto con cierto álbum de color negro, por considerar a Rock como un productor, digamos, “pasteloso”, que trabajaba con bandas demasiado comerciales para que llevara las riendas de una banda tan, para la escena, auténtica como The Cult.

Completaron la formación con Mickey Curry a la batería, que aparecería también en la siguiente y posterior entrega discográfica de la banda, y a los teclados adicionales John Webster, lo que dio un giro más “duro” a la trayectoria de la banda, alejándola, quizás conscientemente, de la vieja escuela tan presente en “Electric”.

Pues bien, la jugada no pudo salirles mejor a Astbury, Duffy y el más tarde defenestrado Stewart. “Sonic Temple” supuso la confirmación que The Cult necesitaban para auparse definitivamente al olimpo del rock.

La labor de Rock fue encomiable, sobre todo para poder apaciguar a un por aquel entonces imprevisible Astbury aunque si nos ponemos pejigueros quizás habría sido mejor si hubiera aligerado un poco la densidad del disco, que por momentos se hace cuesta arriba si lo escuchas de cabo a rabo desde la órbita de los no iniciados. Pero cuando se tienen unos temas tan tremendos como los que van dentro de los casi cincuenta y tres minutos en los que el disco giraba, es difícil negar la evidencia.

Otro acierto fue la portada, esa doble exposición en la que apenas nadie ve a Ian Astbury y su melena al viento, pero contiene una de las imágenes más icónicas de la historia del rock, que es la de Billy Duffy, en una pose heredera y deudora del mejor Pete Townshend,  con la mano en alto a punto de fustigar su Les Paul, vestido de cuero negro. No hay que decir que este disco, y su portada, catapultó a Duffy al estatus de “guitar hero”, y totem del rock. Los riffs que se desgranan en los temas de “Sonic Temple” son una verdadera clase magistral que han seguido multitud de otras bandas a la estela de The Cult.

Lastima que unos años después, como explicaba estupendamente nuestro director en un artículo de “La canción del día” dedicado a la banda (leer aquí), la avalancha de cambios de principios y mediados de los convulsos noventa se llevara por delante la sólida carrera de The Cult, y de casi todas las bandas que dentro del hard rock capitaneaban hasta ese momento la vanguardia sonora del rock con mayúsculas.

Conscientes de ello, tras varios álbumes erráticos con mayor o mejor timo, que iremos quizás desgranando en el futuro aquí en Rock And Roll Army, y de varias espantadas, separaciones, encarnaciones en ídolos de juventud y reuniones de sus lideres (como dijimos, y como vaticinaba “Sonic Temple” al relegar a Jamie Stewart a la difuminada foto de contraportada, el trío compositivo se quedó en dúo definitivamente), con una formación más o menos estable, y un estado de forma realmente envidiable, como hemos podido constatar en sus visitas mas o menos recientes a la piel de toro (aquí y aquí), Astbury y Duffy, o Duffy y Astbury, han aprovechado la conmemoración del trigésimo aniversario de la publicación de “Sonic Temple” para embarcarse en una gira celebrando la efeméride, donde tocarían “integramente” el álbum.

Pasaron no hace mucho por la geografía patria recalando en uno de los festivales señeros de la piel de toro, el Azkena Rock Festival 2019, donde volvieron a certificar su estado de gracia (aquí), y sorprendían a propios y extraños al anunciar la continuidad de la gira pero ahora en salas y con su propio concierto, y una de las fechas confirmadas se iba a llevar a cabo en la capital del reino, para lo que será en unos dias su única actuación en solitario en este 2019 por estos lares.

Esperemos que amplíen su repertorio para esta vez sí, tocar integramente, sin comillas, “Sonic Temple”, o que al menos, tengan a bien incluir “Soldier Blue” para que nuestro director alcance el nirvana, y también que Astbury siga en el excelente estado de forma que lleva manteniendo en los últimos tiempos, y Duffy hará el resto.

Así que el próximo miércoles, 21 de agosto, una fecha a priori no muy propicia para llevar a cabo un concierto de estas caracteristicas, se convertirá sin duda en una auténtica fiesta del rock, así que si todavía no han hecho acopio de entradas, les aconsejamos que lo hagan sin demora.

Les recordamos los datos de la gira:

The Cult – ‘A Sonic Temple’
Miércoles 21 de agosto de 2019: Madrid, La Riviera
Puertas 20:00

Entradas aquí y en la web de la promotora Last Tour (http://lasttour.net/)

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