Pocas organizaciones criminales despiertan tanto interés y a la vez son tan desconocidas como la Yakuza japonesa. Una organización cuyo mero nombre ya provoca terror y cuya historia está rodeada de mitos que magnifican todavía más esa imagen de hermetismo y respeto reverencial, hasta el punto de atraer la curiosidad y de influir en la cultura popular no solo de Japón, sino también del mundo occidental.
El autor de “Yakuza Tattoo”, Andreas Johansson, doctor en Historia de las Religiones especializado en religiones asiáticas y profesor en la universidad sueca de Lund, es una de las pocas personas ajenas al mundo de la Yakuza a quien se le ha permitido el acceso a la organización y a sus miembros. El autor se reunió con todos estos yakuza en los clubes nocturnos y bares de Yokohama, en callejones oscuros e incluso en sus casas. Y todo esto ocurrió en plena guerra entre diferentes bandas, algo que le da un plus de interés a la obra, aunque es el propio autor el que le quita hierro al asunto: “Ver películas sobre la Yakuza antes de conocer a sus miembros es algo que no recomiendo. Antes de irme, me preocupaba que me amenazaran, dispararan, apuñalaran, golpearan, chantajearan, fuese testigos de delitos o fuera arrestado; la lista es larga cuando se trabaja en un proyecto como este. Había una guerra en curso entre el clan que describo en mi libro y una familia rival durante las semanas que pasé con los Yakuza; era una situación peligrosa, pero sabía que a pesar de las películas, los yakuza no son conocidos por sus salvajes orgías de tiroteos”.
Johansson consiguió así entrevistar y fotografiar a varios miembros de la Yakuza, retratando sus tatuajes y desvelando su simbología. Una simbología protagonizada por dragones, carpas y dioses que son identificados con la identidad de la organización, aunque, como reconoce el autor, “parece haber una imagen estereotipada de la simbología y los tatuajes yakuza. En mi libro muestro que hay una gran variedad”.
Así, estos motivos se inspiran en la estructura de la organización y la historia y mitología japonesas, aunque los miembros más jóvenes están adoptando también elementos más modernos. Una decisión, la de tatuarse, que todavía hoy está mal vista en la sociedad japonesa: “hacerse un irezumi es ensuciar tu cuerpo, el cuerpo que te proporcionaron tus padres. Pero hacerlo como un yakuza significa que nunca vas a volver a una vida normal”.
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