“The Dirt” de Jeff Tremaine (Netflix)

Sabiendo que estamos ante una película mainstream, estamos ante un producto muy disfrutable

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Este pasado viernes 22 de marzo Netflix estrenaba, después de una brutal campaña de promoción, “The Dirt”, la película basada en el libro del mismo título que relata las andanzas de Mötley Crüe. No sé si tanto bombo va a acabar generando una respuesta tan desmesurada y molesta como el reciente biopic de Queen, con fans del cuarteto británico apareciendo por todas partes, pero tal vez no sería malo devolver algo de incorrección política a la escena del rock.

En cualquier caso, tras tantos años esperando a que la película saliese adelante (el filme había estado en proceso de preproducción al menos un par de veces, ambas quedando en agua de borrajas por el temor de la gran industria a poner su nombre en un producto así), por fin hemos podido ver trasladado al celuloide (es una forma de hablar) ese libro que pocos han leido y que supongo que ahora repuntará algo sus ventas.

La cosa finalmente no ha sido para tanto. No olvidemos que aunque tal vez un poco “extremo” para lo que habitualmente nos viene de la maquinaria estadounidense del entertainment, estamos ante un producto pensado para el gran público y desde la probablemente mayor plataforma actualmente de difusión de contenidos audiovisuales del mundo.

Sí, en el primer minuto de metraje vemos una chica haciendo squirting, hay varias escenas donde se ve a los miembros del grupo tomando drogas (incluso por vía intravenosa -por cierto, de manera poco creible-), hay sexo, hay comportamientos y actitudes censurables… pero estamos hablando de una película con la estructura habitual de una película en la que, por descontado, obtenemos nuestro final feliz.

Y así tenía que ser. Debemos tener claro que estamos ante una adaptación de una historia que la banda asegura que ocurrió tal cual la cuentan en la biografía que escribieron en su día junto a Neil Strauss (llegaron incluso a decir que se vieron obligados a autocensurarse algunos detalles), y como todo libro que se adapta a película se pueden echar a faltar detalles e historias por la imposibilidad de reflejar todo el contenido de la obra impresa. Eso y que, obviamente, se le ha echado algo de azúcar aquí y allí.

Debo decir que también se echa en falta algo más de profundidad en los personajes, cuya personalidad está someramente trazada, y que la historia está tan condensada que pasa de puntillas por muchos momentos interesantes para el fan de siempre del grupo. Tampoco es que el personaje de Mick Mars por ejemplo tenga mucho protagonismo (probablemente como en la historia de la banda, la verdad). Aunque claro, hora y media da para lo que da y, nuevamente, hay que darse cuenta de que estamos ante una película y no frente a un documental.

Dicho todo esto, también hay que decir que “The Dirt” es una película entretenida y muy muy disfrutable. Uno ríe con estos descerebrados, lo pasa mal con el accidente que se llevó por delante a Razzle o con la enfermedad de Skylar, la hija de Vince Neil, y casi desea que el bueno de John Corabi desaparezca de su vista para que la formación original del grupo vuelva a reunirse (aunque también hay que decir que el paso del miembro de The Scream es un visto y no visto).

¿La recomiendo? Por supuesto. Como decían los propios Crüe en la letra de “Face Down in the Dirt” (por cierto, “Saints of Los Angeles” es un disco a reivindicar): “Quiero hacer un montón de dinero, pero no quiero ir a la universidad, no quiero tener un trabajo de verdad, no quiero ser tú”. Esa es la actitud.

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