Danko Jones + Prima Donna – Zaragoza (Las Armas 5-12-2018)

Los últimos serán los primeros...

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Un día después de que Danko Jones visitara Madrid, el canadiense cerraba esta mini gira española 2018 en Zaragoza con un concierto que se saldó con un “lleno confortable”. Probablemente el tratarse de una víspera de festivo -aunque parecía que nadie le había explicado la circunstancia al guitarrista de la cabeza afeitada a tenor de la cantidad de veces que preguntó al público qué hacían allí un miércoles por la noche- seguramente ayudó a que el recinto de Las Armas presentara el aspecto de las grandes ocasiones.

Danko Jones, que casi siempre ha tenido buen tino con las bandas que le acompañan en sus incursiones por nuestro país, ha estado acompañado en estos conciertos por los estadounidenses Prima Donna. Una banda más que recomendable pero a la que parece perseguir cierta mala suerte a la hora de conseguir salir del underground rockero. Y eso que en el pasado también fueron teloneros de todos unos Green Day -el líder del grupo, Kevin Preston, participó incluso en la banda paralela Foxboro Hot Tubs– o que cuentan con el apoyo del mismísimo Little Steven Van Zandt.

Dos minutos antes de que dieran las 22:00 comenzó a sonar por la megafonía de Las Armas música de Enio Morricone, quince minutos antes de lo anunciado y algo que probablemente despistó a más de uno a la hora de acceder a la sala. Con un sonido no demasiado bueno, sobre todo en estos compases iniciales, el cuarteto de Los Angeles salió a matar. Se trataba de la segunda actuación de Prima Donna en Zaragoza, ya que habían visitado la ciudad en solitario en febrero del año 2012, aunque en aquella primera ocasión en El Páramo (nos ahorraremos el chiste fácil) solo consiguieron reunirnos a unas quince almas.

En cualquier caso y a la vista de que solo contaban con 45 minutos, Kevin Preston puso todo lo que estuvo en su mano por enganchar al público. Perfecto a las voces y guitarra durante todo el concierto, regaló a los aficionados a la fotografía celular vistosas poses, giros sobre sí mismo e incluso realizó el molinillo de brazo que popularizara Pete Townshend. Una tarea en la que tuvo bastante éxito todo hay que decirlo: fans del combo se daban cita en las primeras filas y muchos otros se fueron uniendo a la causa durante esos tres cuartos de hora. Enlazando temas casi sin pausa, la banda fue lanzando sus mejores balas con temas como “Double Crosser”, “Soul Stripper”, “Sociopath”, “Puta, te amo”, “4 Real” (el tema que le dedicaron al desaparecido Richey Edwards de Manic Street Preachers) o ese super hit que es “I Don’t Want You to Love Me” con el que cerraron la noche. También les dio tiempo de incluir su versión de The Rubinoos (“Rock and Roll Is Dead”) y ese guiño a la audiencia en el que se convierten el cover de “Autosuficiencia” (Kevin incluso lucía orgulloso una camiseta de Parálisis Permanente) o el fragmento de “Rock and Roll star” de Loquillo. Estoy seguro de que muchos, entre los que me incluyo, nos quedamos con ganas de más.

Con el listón bastante alto le tocaba al trío canadiense tomar el escenario, lo que hicieron a las 23:15 ante un público que ya estaba bastante caldeado. Que Danko Jones pidiera en un momento dado que se quitara el aire acondicionado de la sala para que el público pudiera ver su sudor y que se entrega “al 110%”, no hizo sino contribuir a que Las Armas se convirtiera en una auténtica olla a presión y una fábrica de pulmonías debido al contraste entre temperatura interior y exterior.

Danko Jones tampoco tenía mucho tiempo que perder, por lo que el grupo salió a degüello desde el minuto 1, enlazando temas uno detrás de otro y solo parando para encender al público con comentarios como el mencionado sobre la noche del miércoles o que su nombre es “Dan Cojones”. Tampoco le hacía falta porque estaba claro que se encontraba ante un público que había venido a verle a él. Un Danko que no pararía de gesticular y mostrar esa actitud chulesca que le caracteriza en toda la noche, y una banda mostrando un registro tal vez demasiado monolítico por momentos, pero que es perfecto para agitar la cabeza.

“I Gotta Rock” de “Wild Cat” daría el pistoletazo de salida para la primera hora y cinco de un concierto en el que también sonarían entre otras los pretéritos “Sugar Chocolate” y “Mango Kid”, ese hit enorme que es “First Date” (para mi gusto interpretada demasiado pronto) o una de mis preferidas como es “Lovercall”, el homenaje encubierto a Thin Lizzy que representa “You Are My Woman”, las coreadísimas “Code of the Road” e “Invisible” o los nuevos “Burn In Hell”, “We’re Crazy” y “Lipstick City”, bien respondidos por un público que ya había escuchado los adelantos online. Un set list en el que tal vez se echaron en falta algunos clásicos de su primera época, aunque con más de una decena de discos y otro más en camino es obvio que la confección del repertorio tiene que ser cada vez más complicadas.

Quedarían tres temas más, los consabidos bises, para los que Danko se colgó su guitarra de dos mástiles previo chupito de horchata de toda la banda. “Samuel Sin”, “I Think Bad Thoughts” y “Rock Shit Hot” serían los elegidos para finalizar una velada ante un sudoroso y entregado público, aunque servidor se queda en esta ocasión con los teloneros.

Prima Donna

Fotos: Vicente Cabello Herrero

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