A finales del pasado julio salía a la calle este poderoso debut de Baby 8, grupo al que podríamos denominar super banda del underground australiano a tenor de sus componentes: Katie Dixon (Powerline Sneakers), Matty Whittle (GOD), Maureen Gearon (NQR) y completando el cuarteto Rachel Lendvay.
Bajo el expeditivo título de “We Hate Each Other But We Hate You More”, estas once canciones producidas por Lindsay Gravina -doce con el “tema oculto” en la última pista- nos transportan directamente a aquella era dorada de los años 90, tanto musicalmente como por concepto.
Y es que estamos ante un álbum hecho por chicas y tratando temas de mujeres, lo que podría ponerlas en relación con el movimiento de las riot grrrls. Y luego está el sonido que manufactura el grupo, una suerte de rock alternativo heredero de, por ejemplo, las Veruca Salt más rockeras.
Y sin embargo, Baby 8 logran actualizar todo ese legado y hacer que sus canciones no suenen como una mera derivación y además obsoleta. En realidad los temas de “We Hate Each Other But We Hate You More” se erigen en una colección de cortes que pasa con nota el test de la contemporaneidad: puede que canciones como “Speed Lab”, “Hit the Brakes”, “Let’s Evolve” o “Gary Tablett” por destacar algunos -todo el disco está a un nivel similar- suenen como si hubieran sido compuestos en el año 1994, pero si así hubiese sido, hoy todavía soportarían el examen del tiempo.
Estamos por lo tanto ante un muy buen debut que gustará a los que crecieron con el panorama alternativo de los años 90, y también a aquellos que aunque no lo hicieran disfruten también con todo aquel movimiento, probablemente el último momento en el que el rock en vertientes muy diversas fue popular entre las grandes masas.
