The Pink Slips – Madrid (Wurlitzer Ballroom 28-6-2018)

Las sagas en el olimpo del rock

5/5 - (6 votos)

Metidos ya de lleno en la temporada estival, este segundo fin de semana festivalero estaba salpicado de propuestas por toda la península. Algunos grandes nombres copan los momentos estelares de esos días con sus inabarcables tablas de horarios, y otros más desconocidos pueblan los escenarios menores.

Ante tamaña oferta, pusimos el punto de mira en una banda que, aún teniendo una actuación en uno de los festivales más poderosos de la piel de toro, se atrevían a contraprogramarse a ellos mismos un día antes de su cita festivalera. Nos referimos a The Pink Slips, que desde la costa oeste de los estados juntos de América aterrizaban en la capital del reino para ofrecernos un concierto en la mítica sala The Wurlitzer Ballroom. Nuestro olfato de sabuesos, nuestra saca de experiencias y un buen tanto por ciento de la a veces esquiva suerte nos hacía presagiar que nos íbamos a encontrar ante una cita ciertamente atípica y especial. Luego verán por qué.

The Pink Slips es una banda joven, de corta trayectoria, que practica un proto rock con actitud punk, en el que por momentos podemos encontrar la aridez y los ostinatos de PJ Harvey en su epoca de “Dry”, los devaneos pop rock de The Breeders, o ramalazos de los Stooges más irreverentes y rabiosos, a pesar de que ellos se autodefinan como una banda de synth punk. Comandados por Grace McKagan, o mejor dicho por Grave, el alter ego que ella ha elegido para auto nombrarse cuando forma parte de la banda, saltaron a las tablas de la Wurlitzer dispuestos a comerse el mundo.

Con un sonido más que correcto y contundente, el resto de la banda arropó las evoluciones vocales y corporales de McKagan, que desde el primer momento demostró que se siente como en casa encima de las tablas. Sus contoneos, desafíos, poses y actitud, y sobre todo la soltura que demuestra son dignas de mención. Aprovechó la poca entrada de la sala para bajarse en numerosas ocasiones del escenario y ofrecernos en distancia corta dosis de adrenalina y hormonas a raudales, esforzándose por transmitir lo que interpretaba a los allí asistentes. Un repertorio bastante compensado y unos tiempos bien medidos hicieron que el concierto fuera ameno a la vez que potente

Quizás un momento a recordar fue cuando su histriónico bajista, enfundado en su mono de trabajo rojo carmesí, atacó el riff de bajo del clásico mas impertérrito de Rod Stewart, “Da Ya Think I´m Sexy“, ante la sorpresa de los asistentes.

Como les decíamos, los daños colaterales de tamaña profusión de oferta musical dejaban a priori las expectativas bajas en cuanto al poder de convocatoria de The Pink Slips. El pronostico se cumplió, pero en esta ocasión quizás sirvió de catalizador para que la intimidad de la velada animara a la asistencia al evento del padre de la criatura, que tenía también programada una maratoniana cita dentro de la programación del evento más mastodóntico, en cuanto al rock y aledaños se refiere, en la capital del reino, como cabezas de cartel de la jornada central.

Efectivamente, nuestros lectores más avezados ya se habrán dado cuenta de quién es el personaje misterioso que apenas unos minutos antes de que su retoño saltara a las tablas, apareció, rodeado de su sequito y algún que otro armario ropero en derredor, para ver las evoluciones de su más aventajada alumna. Para los que no quieran desgastar sus neuronas, lean el apellido de la lideresa de The Pink Slips un poco más arriba y aten cabos.

Y si, allí estaba el señor McKagan, disfrutando y vitoreando a su progenie, en un entrañable gesto de amor paterno-filial, ante la atónita mirada de los allí presentes, que no podían creerse estar tan cerca de uno de los componentes de quizás la banda más mítica del rock moderno. Mas de uno pensaría que no se vería en otra igual en esta vida.

Pero dejemos de lado el momento de glamour de la velada, y volvamos la vista al escenario, donde estos muchachos se mostraban bastante sólidos para la corta trayectoria que tienen a las espaldas, ya que comenzaron su andadura allá por el 2013, simplemente como un divertimento en el que versioneaban clásicos de ayer y de hoy. Con un puñado de canciones publicadas, que apenas alcanzan la docena, ofrecieron un concierto realmente fresco y potente, no pudiéndonos negar ante la evidencia de que a pesar de que hay ecos de diferentes cosas tras de sus composiciones, los angelinos están construyendo una personalidad propia ciertamente alejada de sus coetáneos y que les situa a priori con algo de ventaja.

No hay que dejar pasar de largo el hecho de que realmente, detrás de The Pink Slips, el timonel que comanda la nave es la propia Grace McKagan, y que probablemente sea muy capaz de llevar a buen puerto el futuro del proyecto. Actitud, ganas, soltura sobre las tablas y desparpajo no le faltan.

Una hora y poco después de comenzar, anuncian su última canción y tras esta, abandonan el escenario, desoyendo a parte de los allí congregados que solicitaban algún tema adicional, cerrando definitivamente la velada con un resultado bastante mejor de lo que a priori habíamos esperado.

Recordaremos esta noche de jueves en el caluroso verano del foro como una de esas escasas veces en las que los simples mortales nos encontramos ante los pobladores del olimpo del rock, y también lo hará nuestro director por habérselo perdido.

[amazon_link asins=’B07D126HY2,B07D5RDCYH,B07D5S8N7W,B07D5S3C1G,B07D5RZCRK,B07D5RCS6Q’ template=’ProductCarousel’ store=’rockandrollar-21′ marketplace=’ES’ link_id=’fed3c405-7b63-11e8-871f-dbf67bf8beea’]

Comentarios

Comentarios