A tres días de la publicación del cuarto largo de la banda sueca Ghost, el trabajo parece no dejar de suscitar opiniones encontradas. Desde los que lo aborrecen y dejan de lado por “traicionar” la trayectoria sónica más dura, hasta los que lo consideran la nueva obra maestra de los nórdicos, susceptible y merecedora de figurar entre las mejores publicaciones rockeras de estos últimos diez años.
Bien, polémicas aparte, se me antoja a mí que probablemente la realidad prefiera tomar un camino intermedio entre ambas visiones: ni está tan alejado de lo que han venido haciendo Ghost en sus anteriores trabajos ni es tan sobresaliente como para considerarlo la obra maestra definitiva del siglo.
Sí, se advierte en este “Prequelle” una evolución tan acentuada como premeditada, pero no tanto como para terminar de perder la esencia de lo que ofrece el grupo desde el principio; una evolución que, aunque no acaba de dejar totalmente de lado su base rock, abraza definitivamente sonidos más pop que en las anteriores ocasiones. No obstante, no hay que olvidar que esa faceta más “suave” de Ghost viene haciéndose presente desde “Infestissumam”, así que no podemos decir que nos sea totalmente ajena, ni a nosotros ni a ellos.
Aunando ambas cosas, por tanto, Tobias Forge, alma y hacedor supremo de la banda, se ha marcado un elegante trabajo de pop-rock de tintes góticos que parece querer abrirse a nuevos caladeros en lo que a variedad de públicos se refiere.
Ya hemos hablado en anteriores ocasiones (aquí y aquí) sobre lo que nos sugerían los dos singles publicados previamente a la salida definitiva del nuevo LP, por tanto no entraremos a desgranar de nuevo la idea con excesiva profundidad, no obstante, si en aquellas ocasiones nos referimos a la recuperación de sonidos de la gloriosa década de los años 80 del siglo pasado, seguimos ahora empecinados en esa idea, pero haciendo hincapié en la sorpresa que nos ha supuesto la inclusión de estructuras y pinceladas sonoras de clara influencia del pop épico y el rock gótico de la época. Personalmente, debo reconocer que, dados esos dos precedentes que supusieron “Rats” y “Dance Macabre”, esperaba un trabajo en una línea
eminentemente más “hard”.
Esto que digo no supone de ninguna manera que no me haya gustado este nuevo trabajo de Ghost. Muy al contrario. Lo he disfrutado desde la primera escucha, lo cual significa que es posible que acabe quemándolo en breve.
De cualquier manera, es evidente que Tobias Forge ha decidido, como comentábamos, abrir su espectro -quizás nunca mejor dicho- a un público más amplio para abrazar definitivamente la categoría de grupo “mainstream” sin dejar de lado a sus seguidores primigenios, a los que parece intentar retener con cortes como “Rats” o “Faith” (el tema más “heavy” de toda la obra).
En esta estrategia, que entendemos calculada al milímetro, hay que saber reconocerle a Forge una calidad en las composiciones exenta de toda duda, plasmada en elegantes melodías pop como las que se pueden disfrutar en “See The Light”, “Witch Image” o “Life Eternal”.
El predominio del piano y los teclados, sumados a la calidez de la voz de este Cardenal Copia hacen de “Prequelle” un conjunto dulcificado en los registros habituales de Ghost, pero, vuelvo a repetir, para nada forzado o alejado diametralmente de sus parámetros habituales. No obstante, tengo la sensación de que en la siguiente entrega, el paso será hacia atrás. Buscando de nuevo el origen.
Volviendo al principio, cabe decir que dentro de esa cascada de opiniones encontradas que ha suscitado la salida al mercado del disco que nos ocupa, hemos podido oír sandeces de la talla de que ciertos interludios musicales, previos a algunos de los temas, presentan una melodía muy similar a otras de las canciones principales. Memez supina si tenemos en cuenta que, efectivamente, se trata claramente de la misma melodía y que Ghost ya han utilizado ese recurso en discos anteriores. En mi opinión estamos más ante una herramienta para dotar al conjunto de un aire más conceptual, que de un simple relleno de “minutaje”. Incluso, dentro se ese torrente de críticas, nos asaltaban opiniones de que ciertas de las letras, referentes a la muerte, son poco brillantes desde el más estricto elitismo cultural. Seamos serios, estamos hablando de una banda que repetía hasta la saciedad los nombres de seis demonios
infernales… ¡Esto es puro espectáculo, señores! En fin…
Para finalizar, me gustaría hacer mención a uno de los dos temas instrumentales que adornan el contenido de “Prequelle”, “Miasma”, que cuenta con un desarrollo impecable y un final –saxo incluido con sabia maestría- que roza lo apoteósico. Sin duda, uno de los mejores cortes del trabajo y de “marca Ghost” por los cuatro costados.
De los dos temas de la edición “deluxe”, prefiero no emitir juicio alguno, puesto que el tema de Pet Shop Boys me irritaba entonces y lo sigue haciendo ahora, eso no lo arregla ni Ghost; y el de Leonard Cohen es bastante insulso.
En cualquier caso, “Prequelle” es un buen disco orientado a nuevos mercados, pero que conserva parte de la esencia de la génesis de Ghost dentro de la “evolución”.
Obviamente, poco queda aquí de las referencias a Mercyful Fate o King Diamond, aunque yo sigo sintiendo la sombra de Blue Öyster Cult.
Yo lo voy a disfrutar ¡qué coño!