Steel Panther + Fozzy – Madrid (La Riviera 12-2-2018)

Lunes de carnaval con un cuarteto de lo más...

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Fozzy con Chris Jericho a la cabeza abrirían el show cual luchadores de la WWE, puntualmente y con una contundencia propia de un martillo percutor a las 7 de la mañana en tu cabeza, y es que el volumen al que sonaron con una sala a un 25% de su capacidad fue casi desagradable. Venían presentando su nuevo disco de estudio “Judas” y abrieron con la canción que da nombre al álbum. La actitud del grupo fue vital para soportar la calidad de la actuación que esperaba ver el público. Rich Ward y Billy Grey dieron todo sobre el escenario, moviéndose de un lado a otro, lanzando patadas al aire y sintiéndose muy a gusto con lo que estaban haciendo. Las voces de Chris y Paul fueron lo mejorcito musicalmente hablando y es que en conjunto, no fue un gran despliegue musical, muchas pregrabaciones tapaban la originalidad de sus armonías y a un servidor esto le parece un error. En definitiva, no fue una actuación a la altura de las circunstancias.

Llegaba el momento que todos esperaban y los ojos de las cuatro panteras (Eyes of the Panther) aparecieron para montar un show mitad homenaje, mitad parodia, al Hard Rock, ese que llevamos compartiendo décadas. Lo hicieron con un volumen notablemente más bajo y comedido que sus predecesores de escenario, y es que el técnico se tuvo que sentir aberrado por lo vivido anteriormente. La batería sonaba a lata y la fatiga de la gira, a su baterista parecía pasarle factura. Como parte de su show es subir un buen número de mujeres al escenario para hacerlas partícipes de la oda al sexo, el porno e incluso el acoso, nos encontramos a tres melenudos dando vueltas por un escenario completamente vacío, sin amplificadores, ni cosas de por medio.

Tras su HIT de inicio, Satchel comenzó su primera verborrea que iba a durar unos diez minutos, una parodia que habrá a quien le guste y a quien no, y de los últimos seguro que había varios en la sala y es que es curioso asistir a un monólogo en un idioma diferente al tuyo y entenderlo a medias cuando para lo que has pagado es para ver un espectáculo musical, con canciones y eso. Tras otra canción, un nuevo monólogo de Satchel que hizo perder los nervios a más de una y es que llevábamos 22 minutos de concierto y solo habíamos escuchado dos temas.

No conforme con los primeros dos monólogos, siguieron con su show de palabrería en vez de ir remontando el vuelo a base de guitarras y la fantástica y desaprovechada voz de Michael. Optaron por versiones, obscenidades a las que ya tienen acostumbrado a su público y un solo de guitarra de unos diez minutos durante el cual, su carismático líder (digo líder porque sinceramente hizo lo que se salió de los cojones durante todo el show), se subió a la batería y comenzó a tocar fragmentos de clásicos del heavy metal y el rock acompañándose del bombo.

Tras todo esto, era el momento de sacar el teclado y por tanto también el turno de las protagonistas de la noche. Primeramente una simpática y contenta espectadora se subió para que le cantaran la balada “Winnie Ride”, hasta aquí todo correcto y comedido, casi diría que respetuoso. Pero llegaba el momento de pedir más presencia femenina en el escenario y tocar “17 Girls in a Row” y no lo hicieron mal, hasta que hubo algún tocamiento, desconozco si consentido o no, pero que a juzgar por la cara de alguna, tenía pinta de que no era lo más adecuado.

Este fue un punto de inflexión y el verdadero Steel Panther salidorro y pornográfico se dejó ver, pidiendo tetas y más tetas y la verdad es que las tuvieron.

Al final pienso que la gente se lo pasó bien, teniendo en cuenta que era lunes, la sala estaba medio llena, estoy seguro de que los anfitriones no estuvieron a la altura del Route Resurrection que el público esperaba ver.

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