Con un cierto retraso se abrían las puertas de El Perro de la Parte de Atrás del Coche, en el mismo corazón de la capital del reino, para albergar la que a la postre ha sido sin duda una de las veladas más interesantes de lo que llevamos andado de 2017.
Mientras el público asistente se iba adentrando en las entrañas de la sala, Bones Of Minerva se afanaron en dar lo mejor de sí. Un concierto que servía para despedir a su batería Koa, y que certificaba la evolución positiva de una banda ciertamente original, sobre todo por esa mezcla de melodías que Blue coloca por encima del sonido de la banda, entroncado con el metal alternativo y con algún tinte de oscuridad y stoner en sus desarrollos. Esperemos que la marcha de su batería solo suponga un punto y seguido a la trayectoria de esta joven banda.
Tras ellos, la expectación para ver a GOLD se palpaba en el ambiente. A priori una sala no demasiado ligada a lo que se podía esperar para el concierto, tornó en un lugar idóneo para la velada.
El foso con forma de barra que separa el escenario de la platea sirvió de frontera entre la etérea aunque monolítica puesta en escena y sonido que desplegaron los de los Países Bajos, como si marcaran una imaginaria línea divisoria entre la nebulosa de GOLD y los allí congregados al otro lado de la frontera.
Desde el primer momento, con una intro vocal en la que los componentes permanecieron hieráticos en las posiciones que luego mantendrían durante toda la velada en el exíguo escenario de el perro de la parte de atrás del coche, el sexteto destiló actitud y una cuidada puesta en escena, en una semipenumbra que reforzaba la oscuridad de la música que nos iban mostrando.
Nada más hacer acto de presencia en el escenario, la magnética presencia de Milena Eva se erigió como el tótem en torno al cual se celebraba la liturgia de esta noche. La voz de Eva suena evocadora, frágil, pero a la vez intensa y poderosa, poniendo el contrapunto a la muralla sonora que escupía sin ceder ni un ápice el resto de la banda, y que empujaba con una fuerza arrolladora los desarrollos vocales de Milena Eva.
Un sinfín de ecos resuenan al escuchar los temas de GOLD. Aun así, se quedan solamente en eso, en ecos, que no alcanzan a sobrepasar el personal estilo de los de la tierra de los tulipanes. Podemos atisbar a Ian Curtis en ciertas melodías y texturas, a At the Drive-in en momentos acerados de violencia sonora, a Russian Circles cuando la apisonadora sonora los arrastra inexorablemente, o incluso a NIN en los momentos de ostinato de algunos temas, pero se diluyen inmediatamente conviertiendose en ecos que no superan la fuerte personalidad compositiva de la banda.
Su post rock, o post metal por momentos, tamizado por las melodías y texturas vocales de Eva, aporta una frescura poco usual, sin perder un ápice de contundencia, poco común en la escena musical actual.
Su repertorio, interpretado sin fisuras, sin concesiones, enlazando un tema con otro, confiere un aspecto unitario, que no monótono, a todo el concierto, casi convirtiéndolo en un todo conceptual en el que no hay espacio para la tregua. Creando sensaciones diversas, la intensidad, y por momentos la angustia, sobrevuelan los temas de GOLD. Unos temas oscuros que tratan sobre la ineludible decadencia y declinar de la sociedad humana y su visión de los problemas de comunicación entre el hombre y su entorno.
Y tal y como subieron al escenario dejaron el mismo cuando el último acorde salió de las guitarras. No hubo bises, aunque la sensación de querer repetir la experiencia se notaba en las caras de los allí congregados. Sin duda, uno de los conciertos del año. Sin duda GOLD han hecho honor a su nombre.






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