El pasado jueves sufrimos indirectamente las políticas aduaneras. Según nos contaron más tarde ellos mismos, viajar con su equipo, que incluye un buen número de cacharrejos analógicos y digitales, amén de un buen dispositivo de iluminación para homogeneizar su espectáculo, tiene sus desventajas.
El exceso de celo de los operarios hizo que la hora de comienzo del concierto de los esperados Vessels en el foro se retrasara más de una hora y media, puesto que los de la pérfida albión todavía se hallaban en el proceso de montaje y prueba de sonido cuando la hora señalada aparecía en los relojes. Esto no pareció desanimar en demasía a los asistentes, que esperaron estoicamente hasta que por fin se permitió el acceso a los avernos de la sala Siroco.
No quedaba ni un solo centrímetro del exíguo escenario de la sala sin que algún cable, soporte, instrumento o dispositivo lo llenara, en una oda al maximalismo realmente sorprendente en los tiempos del menos es más.
Vessels son una amalgama de estilos que, con una tendencia ciertamente virada al hedonismo a traves de la música bailable en su actual encarnación, toma sus bases del math rock, aunque cada vez estén mas lejos de esa época inicial, y actualmente se manejen más concreta y precisamente en su caso, cerca del math pop, y son, de forma habitual englobados, aunque nosotros no veamos una razón mas allá que la carencia de voz en sus composiciones y quizás los ecos de su primera etapa, en el post-rock. Ya saben lo que pensamos de las etiquetas: normalmente causan rozaduras en la piel.
Esto consiste en que realmente utilizan una amalgama de cacharros y achiperres con los que fabrican secuencias y bases a partir de sonidos analógicos que interpretan a tiempo real delante de nuestros ojos y oidos. El resultado es ciertamente potente. Una ejecución milimétrica y muy ensayada convierte los temas en ejercicios de precisión, que lejos de resultar fríos, consiguen hacer mover los pies de los allí presentes.
Su composición escénica, apelotonados unos enfrente de otros, está estudiada para que el juego de luces que llevan consigo llegue a ser en ciertos momentos, como un sexto componente de la banda, y consiguen crear una atmósfera realmente resultona y muy adecuada para el ideario de la banda. Otra cosa es lo que piensan de esta iluminación los compañeros de la prensa gráfica, pero eso es otra historia.
Quizás si hubieran comenzado con su juego de luces antes del cuarto tema la cosa se hubiera caldeado antes, pero tenemos también que tener en cuanta que tal vez para los de Leeds el dosificarla contribuya a crear un in crescendo que explota al final de su concierto, alcanzando un cuasi-éxtasis en gran parte de los que allí estaban.
Dieron un repaso a sus temas, principalmente a los de su más reciente trabajo discográfico, “The Great Distraction”, que han facturado este año, dejando un poco de lado los de sus tiempos pretéritos, más alejados de la etapa hedonista en la que ahora parecen estar habitando. Difícil se hacía distinguir algunos de los temas entre la transformación que sufren en directo, estirando y deformando sus partes hasta hacer alguno irreconocible. Atisbamos entre dudas algunos como “Mobilise”, “Elliptic”, y quizás el momento más álgido ocurrió cuando Vessels atacaron “Radiart”, quizás su tema más reconocible.
Una noche entretenida y energizante, a pesar del tedio inicial de la espera, que quizás ralentizó el comienzo del concierto, pero que los de la pérfida albión supieron reconducir para llevarse finalmente al respetable a su terreno, y despues meterlos en su bolsillo.