Que me aspen si después de tantos años involucrado en este mundo entiendo las labores de promoción musical: editoriales que te mandan un correo para que les solicites un ejemplar de un nuevo libro y cuando lo haces te dicen que para ti no hay; grupos que te invitan por correo a sus conciertos para en la siguiente línea decirte que “la entrada cuesta tanto, pero va con CD”; empresas que se dedican a bombardearte con correos sobre los grupos a los que extorsionan, pero cuando les pides un CD no responden; gente que te escribe de malos modos diciendo que ya te han enviado material -material no solicitado y que misteriosamente nunca ha llegado a su destino-, a ver cuándo piensas sacarlo… podría estar largo rato hablando sobre este tema, pero tenemos un disco que reseñar.
Para los que no entendáis nada os comentaré que no comprendo cómo este disco ha podido llegar a nuestras manos. En principio está bastante alejado de lo que podríamos denominar la “línea editorial” de esta web, y eso que, según nos acusan muchos, esta es bastante difusa. Pero a alguien que manda más que yo -todos tenemos jefes- se le ocurrió que podría ser buena idea hablar de algo de lo que no tengo ni puñetera idea, así que abróchense los cinturones que allá vamos.
Estamos ante la unión de un artista electrónico y una vocalista de dub que, por lo que puedo entender por la hoja de promo, ya han trabajado juntos en el pasado. Así parece que sus caminos musicales se han vuelto a cruzar y aquí nos presentan seis pistas que en realidad son únicamente tres canciones, solo que todas con una segunda “dub version”, signifique eso lo que signifique. Poco más de un cuarto de hora de un artefacto que ni siquiera entiendo (la primera vez que lo puse no llegué ni a la tercera pista). Las versiones “originales” (que entiendo que son las que van en primer lugar) son las más movidas, así que imagínese mi amigo lector lo duro que se hace acabar de reproducir el CD. La experiencia me ha recordado a cierta vez que clausuré mi visita a cierto festival vitoriano siendo ya bastante de día en un lugar que, paradójicamente, estaba más oscuro que la boca de una mina carbonera y cuya música y clientela me provocaban ganas de arrancarme oídos y ojos, y no sé si necesariamente por ese orden. Tendrá su público, pero dudo que sea el de esta web.
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