The Volcanics – Zaragoza (Sala Zeta 14-9-2017)

Saliendo a piñón desde el primer momento, The Volcanics nos demostraron que son perfectos herederos del más contundente sonido aussie y del mejor high energy

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Se mascaba la tragedia minutos antes de la tercera visita de The Volcanics a la capital aragonesa: con la semana de fiestas patronales ya agonizando, el aspecto de la Sala Zeta media hora antes del concierto era bastante desolador.

Reconozco que, como aficionado al grupo, personalmente me sentía bastante contrariado, aún sabiendo de antemano que el cansancio acumulado tras varios días de jarana iba a restar asistentes a la cita. Afortunadamente a última hora empezó a llegar más público y la cosa adquirió otro color, pero por el éxito de anteriores visitas y la potencia de su propuesta creo que The Volcanics merecen estar llenando sitios más grandes.

Obviando este tipo de cuestiones, la banda subió al escenario zaragozano con las mismas ganas, y eso a pesar de que su batería Alex Megaw está lesionado en un tobillo y tiene que ayudarse de muletas para poder caminar; haciendo gala de un gran pundonor y sin que su trabajo con las baquetas se viera afectado en ningún momento -salvo un pequeño fallo al inicio de “Transmission” que obligó al grupo a comenzar de nuevo-, Megaw pudo cumplir con su compromiso a la perfección. De hecho es de las pocas ocasiones en las que he visto a un músico agradecer sobre el escenario a uno de sus compañeros de grupo su labor, como hizo el vocalista Johnny Phatouros.

Pasadas las 22:10 The Volcanics darían inicio a un energético concierto que si de algo adoleció fue de sufrir un sonido no del todo bueno, pero donde desde luego la entrega de la banda queda fuera de toda duda. Saliendo a piñón desde el primer momento, The Volcanics arrancarían sin hacer pausa hasta finalizar el tercer tema de su descarga. Pudimos ver cómo Phatouros se dejaba la garganta en temas como “Natural In A Way”, demostrándonos que es una cosa muy seria la de estos perfectos herederos del más contundente sonido aussie y del mejor high energy.

Versiones de Ramones (“I Just Want to Have Something to Do” cantada por el guitarrista Jesse Kuillotine; Tommy Hopkins también tendría su ración de protagonismo vocal inmediatamente después) o de los Rolling Stones como primero de sus dos bises (“Bitch”, fuera del set list por cierto), redondearían un repertorio en el que abundaron los temas de su nuevo trabajo “Oh Crash….”, pero donde personalmente eché en falta material de su primer disco (si no me falla la memoria no sonó ningún tema de “Get A Move On”). No mucho más que objetar por otra parte después de casi hora y veinte de concierto. Prometieron que volverían; pues que se preparen porque les estaremos esperando.

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