Teníamos curiosidad por conocer las nuevas entrañas de la sala El Sol. Después de una reforma, El Sol es una sala aún más de conciertos. Su escenario se ha agrandado y elevado, ganando espacio donde se ubicaba el púlpito del pinchadiscos, que ahora se encuentra en las alturas del piso intermedio de la sala. Creemos que se ha dado un salto cuantitativo, pero sobre todo cualitativo para que la sala continúe siendo una de las referentes para la música en directo en la capital del reino, y esperamos que lo siga siendo como hasta ahora durante mucho tiempo.
Nada mejor por nuestra parte que elegir un concierto de un artista que ciertamente es bastante peculiar. Nos referimos a Kenny Anderson, aunque probablemente sepan de quien hablamos si lo llamamos por el nombre que utiliza cuando se pone detrás del micrófono. King Creosote, armado únicamente con una guitarra y su voz, aunque no considerar que su fuerza reside en sus canciones y sobre todo, en la forma de interpretarlas sería errar el diagnóstico, consiguió llevar a su terreno a los asistentes a su concierto, que prácticamente habían llenado, confortablemente, eso sí, la sala El Sol. No se olvidó de agradecer al respetable haber elegido, entre las miles de opciones que esa noche poblaban la vida nocturna del foro, su concierto para pasar la velada.
Creosote es un animal escénico. No solamente se limita a interpretar sus composiciones, sino que entre tema y tema se muestra locuaz y ciertamente entretenido, rompiendo la cuarta pared y llevándose consigo a quienes se encuentran delante de él. Les jalea, les hace reír, los involucra, les hace participar incluso en sus temas, haciendo, curiosamente, que parezca que se esté asistiendo más a una reunión familiar que a un espectáculo musical.
La prolífica y extensa carrera discográfica de este inquieto escocés hace ciertamente imposible que en la hora y veinte minutos que duró su salida a escena pueda siquiera repasar sus momentos estelares, aunque no faltaron gemas como “Love Life”, “Wake up to This”, “Carry on Dancing” o “Betelgeuse”, después de abrir ante el rendido público con “You Just Want”.
Cuando el tiempo del concierto llegaba a su fin, Creosote hizo una vez más partícipe al público y autoparodió la manida salida del escenario para la consabida petición de temas adicionales. Se escondió tras el minúsculo amplificador desde el que su guitarra sonaba, y finalizó su performance saliendo “de nuevo” para esta vez sí, tras un par de temas, dar por concluida su noche en el foro.
Ciertamente una grata sorpresa, que tuvimos la suerte de presenciar, y que hará que el número de seguidores que se acerquen a su próxima cita sea seguramente mayor. Esta noche, Creosote demostró el porqué de su sobrenombre. Gary Cooper se sentiría orgulloso.
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