La noche del pasado martes aparecía tranquila en los aledaños de la sala Gruta 77, a pesar de que en el interior un verdadero torbellino sónico estaba dando los últimos retoques a la prueba de sonido. Noche de death metal extremo en las postrimerías del verano, capitaneada por los vikingos Blood Red Throne en su primera visita a la piel de toro.
Antes que ellos, dos bandas locales abrían el apetito de los allí congregados. Los primeros en saltar al ruedo fueron Eternal Storm, cuarteto del foro que nos presentaban un death metal con estructuras clásicas, pero con ciertos devaneos prog en los interludios y transiciones dentro de sus temas. Esperan poder sacar al mercado su nuevo trabajo discográfico lo más pronto posible, según nos comentaba Kheryon, su vocalista, para dar continuación al ya lejano EP de 2014, “From The Ashes”. Un sonido correcto y una actitud positiva hicieron el resto. Un buen comienzo para una noche que se presentaba oscura y densa.
Así es como aparecían los grupos, sepultados en una semioscuridad únicamente rota por unas débiles luminarias rojas, para pesadilla de los que intentaban quedarse con algún recuerdo gráfico de la fiesta, constante que se mantuvo durante la actuación de las tres bandas sobre las tablas. Alguien debiera de contarle a los encargados de las luces que ser oscuro no está reñido con una buena iluminación… pero eso es otra historia.
Los siguientes en saltar al ring de Gruta 77 fueron Tromort, que se trajeron desde Móstoles una muestra del death metal que practican. Mas densos y pesados que sus predecesores en el escenario. Buen sonido en general, aunque por momentos los guturales de Manolo sucumbían al torrente de graves en el que se tornaban los temas de cuando en vez. Quizás fuera un problema de la sala, o algo buscado por la banda, pero creemos que es un punto en contra del grupo que su contundencia pierda definición en esos momentos. Enfrentarse a una sala con poco más de cuarenta personas no es nada fácil, pero los mostoleños demostraron con tesón y pinceladas de humor que realmente se lo estaban pasando en grande encima de las tablas. Nos quedaremos con ganas de verlos en un escenario mayor para ver su verdadero potencial.
Tras ellos y un largo cambio de escenario, saltaban a la arena Blood Red Throne. Representantes del brutal death más extremo, no en balde, ser originarios de Noruega crea una impronta en este tipo de música que la diferencia del resto de bandas. Una especie de línea melódica en sus desarrollos compositivos, impregnada de oscuridad, que suma enteros al resultado final, y por momentos los efluvios del Black corren por sus venas. La maquinaria de los vikingos está bien engrasada, y venían con ganas, a pesar de que, como hemos tristemente comentado, la afluencia del público no fue la deseada.
Cabe destacar, sin desmerecer al resto del quinteto, la labor de Yngwe “Bolt” Christiansen, que ejerció de maestro de ceremonias y de verdadero pegamento en la banda, y también del histriónico y efectivo Ivan “Meathook” Gujic a las siete cuerdas, y el siempre discreto pero verdadero alma mater del grupo, su fundador Daniel “Død” Oliasen.
Así fueron repasando las diversas etapas de su carrera, en un concierto en el que se sintieron especialmente a gusto, y así se lo hicieron saber en repetidas ocasiones a los allí congregados, incluyendo temas como “Hymn of the Asylum”, “Primitive Killing Machine” o “March of the Undying”, con temas más antiguos como “Throne of Damnation”. Una verdadera apisonadora encima de las tablas, que no dio tregua en ningún momento, destilando intensidad y actitud.
Desde luego, y después de ya una larga y consolidada trayectoria, estos vikingos merecen estar en un escalafón más alto. Sería estupendo poderlos ver en alguna cita festivalera o como banda invitada de algún grande del género para ver la respuesta de un público masivo ante sus temas, que son simplemente demoledores. Desde luego después de verlos en directo, tiene ese algo que caracteriza a las bandas capaces de dar el salto a otra división.
Ciertamente una noche que los asistentes seguro llevarán en la memoria y que seguramente les hará repetir cuando tengan la oportunidad de volver a escuchar a Blood Red Throne en directo.
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