Flamin’ Groovies – Madrid (Sala Caracol 8-9-2017)

La juventud baila

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Septiembre, mes de vuelta a la rutina, de comienzos escolares, de atascos mañaneros aún con los restos de arena guardados en los recovecos del maletero, nos traía una agradable manera de volver a conectar, o mejor desconectar temporalmente, de la recién adquirida vuelta a vida pautada.

No es que hubiera una gran afluencia de masas cuando la sala Caracol abrió sus puertas, pero el incesante goteo de público hizo que poco a poco la sala se fuera poblando hasta llegar prácticamente al aforo completo, eso sí, sin agobios.

Los culpables de todo no eran otros que los Flamin’ Groovies, auténticos supervivientes de lo que muchos han definido como una de las épocas doradas del rock, que volvían a la capital del reino a la misma sala en la que hace mas de un año y medio ofrecieron un concierto que guardamos en el cajón de olvidos e irregularidades.

Precisamente esa era la incógnita a la que nos enfrentábamos al traspasar el umbral de la sala, justo cinco minutos después de que por la puerta principal, sin ningún tipo de complejos, la banda pasara delante de los pocos fans congregados a esa hora para guarecerse en su cubil antes de subir a escena y resolver la incógnita.

Otra incógnita, aunque desafortunadamente de fácil solución, sería si la sala Caracol seguiría en su afanada tarea de desaprovechar su estupendo juego de luces y sepultar en el tedio y las tinieblas a los pobladores encima del escenario, aunque nos tememos que a estas alturas, si son asiduos a la sala, ya sabrán el desenlace.

Ante el expectante público, el telón se abre para dar comienzo a la velada de esta noche. Desde el otro lado de los Pirineos, el trío The Lookers se encargó de abrir fuego con su power pop de tintes sesenteros y algún que otro guiño californiano durante unos escasos tres cuartos de hora en los que pudimos ver que se desenvuelven bien sobre las tablas, aunque con cierto agarrotamiento a la hora de interactuar mas allá de su micro, con un repertorio que, aunque equilibrado y luminoso, no evitó que en ciertos momentos pareciera difícil diferenciar unos temas de otros.

Tras ellos, un interminable cambio de escenario que hizo que a más de uno, probablemente espoleado por los efluvios del agua de fuego y sus derivados, se le hiciera eterno. Tras la apertura del telón, los Flamin’ Groovies hicieron lo que se suponía que harían. Resarcirse de su última aparición en el mismo escenario.

Comandados por el incombustible Cyril Jordan y con Chris Wilson como su eterno partenaire, abren con “Down, down, down”, a la que sigue “Tore me down”, entre el regocijo del respetable.

Tardaron unos temas en solventar los pequeños desajustes, que en los primeros momentos del concierto hicieron aparecer el fantasma del pasado, pero encarrilaron perfectamente la situación para ofrecernos un concierto sobresaliente en el que certificaron un excelente estado de forma. Jordan y Wilson se mostraron muy comunicativos con el público. Se notaba que estaban en su salsa, y así nos lo hacían saber.

Una versión de Chuch Berry, “Don’t you lie to me”, incrustada como única concesión en una lista de canciones plagadas de clásicos impagables, que hicieron vibrar al público asistente, especialmente en el tramo final del concierto, donde se alcanzaba el delirio con “Teenage head”, “Shake some action” y “Slow death, con los que los de los estados juntos de América se retiraban al cubil.

Casi de inmediato, subían de nuevo a escena para finalizar la fiesta con “Jumpin’ in the night” y “Let me rock” para esta vez sí dar por concluido el concierto. Una hora justita, si descontamos el tiempo en camerino hasta el bis, que dió de si lo suficiente para certificar el excelente estado de forma de estas leyendas vivas del rock, que presentaban en esta gira su mas reciente trabajo, “Fantastic Plastic”, con el que rompían su silencio discográfico de casi veinticinco años, desde aquel “Rock Juice” del 93.

Arropados por Tony Sales a los parches y un notabilísimo Chris Von Sneidern a las cuatro cuerdas, Flamin’ Groovies nos dejaron un concierto para el recuerdo que permanecerá resonando en nuestra cabeza durante largo tiempo. Sobre todo para el público, que disfrutó de lo lindo y rejuveneció unas décadas al menos durante ésta noche al ritmo de los temas de Flamin’ Groovies. Ya lo decía José Luis Fradejas, y la juventud bailó este viernes.

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