Ya les habíamos advertido en Rock and Roll Army de la inminente salida del nuevo trabajo de Paradise Lost, que bajo el nombre de “Medusa” rompe el silencio discográfico desde que ya en 2015 publicaran “The Plague Within”.
Con dos píldoras de adelanto, dos singles (ver videos aquí y aquí) que anticipan en gran manera los derroteros por los que se mueve el álbum, han ido caldeando el ambiente entre sus seguidores hasta que hoy día uno salga a la venta “Medusa”.
Continúan por la senda que marcó su anterior trabajo, “The Plague Within”, en el que, como en “Medusa”, se afianzan en su posición. Un paso al frente en el que los temas pesados, pero sobre todo los guturales de Nick Holmes, se hacen con el control de la mayoría de los temas
Ya no tenemos sentado en la silla de la batería al señor Erlandsson. Esa silla que ha sido siempre el lugar cambiante de la banda, lo ocupa ahora el joven Waltteri Väyrynen, que se ha encargado de golpear los parches en la gira de “The Plague Within”, y que ya hacía esa labor en el grupo paralelo de Greg Mackintosh, Valenfyre.
Nos avisan en la nota de prensa que Medusa ha sido compuesto durante la gira y descansos de “The Plague Within”, lo cual creemos que ha contribuido a lograr esa sensación de banda homogénea y sin fisuras a la hora de interpretar los temas. Un ensamblaje que se nota, y mucho, en “Medusa”.
La producción del álbum, grabado durante la primavera y verano del 2017 en los Orgone Studios, una pequeña casa en medio de la campiña inglesa, en Bedfordshire, al mando de Jaime Gómez Arellano, ha gestado un trabajo crudo y potente, sin muchas florituras, directo y sin fisuras, pero en el cual emerge ese momento de languidez guitarrera del señor Mackintosh, y esas líneas melódicas que rayan la angustia vital y la desidia a partes iguales tan características de Holmes.
La pasión de Arellano por los procesos analógicos, la grabación a la vieja usanza y todo tipo de juguetitos vintage sin duda han formado esa pátina que baña la totalidad del trabajo, y que probablemente fuera lo que llevara a Paradise Lost a confiar en el los mandos de esta grabación.
Como les decíamos al principio, se han ido encargando de presentar pequeños adelantos a través de las redes sociales a medida que iban pergeñando la grabación, lo cual creemos que ha avivado el interés de sus seguidores por la nueva ración que nos tenían preparada, y durante el último mes han dejado caer esos dos temas que les comentamos a modo de aperitivo, técnica utilizada cada vez más por las bandas para generar expectación y animar a la compra, o al menos escucha, de sus temas.
Abrir el álbum con “Fearless Sky”, un tema de ocho minutos y medio, con un desarrollo de una densidad cuasi pétrea, además de ser un medio tiempo bastante ralentizado, dice mucho de como se sienten los de Halifax, fuertes en su posición como verdaderos poseedores del cetro del Goth Metal y el Doom.
Los desarrollos guturales de Holmes no descubren la parte mas melódica del tema hasta la mitad del mismo, donde con voz limpia, da un giro de tuerca y arrastra el tema hacia un momento netamente más melódico, de ida y vuelta, pues vuelve a partes más duras y más efervescentes, como si una suerte de tournée por la época dorada de Paradise Lost, “Shades of God”, “Icon” y “Draconian Times”, pasara ante nuestros ojos y oidos.
Ecos del añorado Peter Steele afloran en la escucha de “The Longest Winter”, primer tema de adelanto, y sin duda uno de los que más gancho atesoran dentro del álbum. No por nada los de Halifax lo han elegido para esta tarea.
“Medusa”, la canción que da título a este trabajo, comienza con unos desarrollos armónicos muy en la onda “Icon”, manteniendo la densidad de las composiciones del grupo hasta el final.
Más adelante “Blood and Chaos”, segundo adelanto del disco, se encarga de repuntar el final del disco con su cadencia más acelerada y unas melodías digamos que mucho más asequibles que la línea general del álbum.
En una primera escucha, “Medusa” presenta una homogeneidad pasmosa. No por ello debemos pensar que los temas se asemejan, todo lo contrario, pero sí que se consigue un cierto trabajo de conjunto para que ninguna de las canciones se quede descolgada del concepto del álbum. Quizás esto sea también algo a destacar de “Medusa”, que puede llegar a considerarse un álbum más conceptual, a la manera que lo fueron “Gothic” e “Icon”, debido a la conjunción entre la homogeneidad de la música y el mensaje de las letras.
En cuanto a la temática que Paradise Lost ha reflejado en las letras de “Medusa”, no vamos a descubrir mucho a cualquiera que haya seguido en algún momento a los de la pérfida albión. De sobras es conocido que Paradise Lost no son la alegría de la huerta, y las referencias al pesimismo existencial y al vacío de la vida y la angustia que esto provoca, las dudas y negacionísmo acerca de las religiones o entes superiores y sus respuestas a las grandes preguntas del ser humano y todo lo que conlleva esa aceptación de lo irremediable como filosofía de cabecera, han sido una constante a través de toda su carrera. “Medusa” no podía transcurrir por otros derroteros.
Ellos mismos, en la frase final de su hoja de prensa, nos invitan a abandonar toda esperanza, y celebrar la belleza de lo efímero y del nihilismo, mientras vaguemos en esta tierra mortal. Estamos casi seguros que la frase lleva el sello personal del señor Holmes, y su bien conocida flema inglesa llevada ad infinitum. Genio y figura.
Paradise Lost estarán de gira el próximo octubre con tres fechas por nuestro país en las que estarán acompañados de Pallbearer y Sinistro:
Lunes 23 de octubre de 2017: Barcelona, Razzmatazz 2
Martes 24 de octubre de 2017: Madrid, But
Miércoles 25 de octubre de 2017: Bilbao, Santana 27
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