Resurrection Fest 2017: Día 3 (sábado 8 de julio)

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Acudimos a la cita de nuevo, con un poco de retraso, eso sí. Los días y las docenas de bandas que llevamos a la espalda comienzan a pesar.

Esta jornada de cierre del Resurrection Fest comienza tranquila. Menos afluencia de público que ayer, o al menos no son muy madrugadores. Morphium son los encargados de inaugurar el escenario principal en esta jornada de clausura. Ante el poco público que acude los gerundenses se crecen y ofrecen un set lleno de energía, al que el volumen acompaña. Maquillados con salpicaduras negras nos muestran su death melódico en la escasa media hora de que disponen. Les seguiremos la pista. Muy buen concierto para empezar a hacer boca.

De pasada hacia el Ritual Stage escuchanos a Mutant, con su hardcore metal, congregando a un numeroso puñado de asistentes. Pero nosotros veremos a Adhesive defenderse en escena con su hardcore melódico old school acelerado. Muy solventes y compenetrados, atacan temas de su longevo y extenso repertorio, tanto clásicos cono nuevas composiciones ante un público que se acerca a la carpa del Ritual a pasar un buen rato, a pesar de que, como ya les comentamos, hoy el respetable ha decidido en su mayoría no madrugar. Hoy no hay muchos botes ni circle pits, a pesar de que la música invita a ello. Se nota que hay que dosificar. Va a ser un día muy muy largo. A medida que suenan los temas de Adhesive el público va entrando en calor y el movimiento, aunque pausado, se generaliza. Buen rato el que hemos pasado con ellos. Animan al público a seguir la fiesta, agarrar la furgo e ir a verles a la vieja Vetusta mañana. Seguro que alguno se apunta.

Y corriendo nos vamos al principal, para no perdernos ni un solo acorde de Bury Tomorrow y su potentisimo metalcore. La verdad es que los de la pérfida albión ya demostraron aquí mismo en el 2014 la proyección que tenían, y en esta edición vuelven ya como una de las bandas consagradas de la escena metalcore. Van cayendo los temas en un escenario de negro riguroso, al igual que el vestuario de los componentes de la banda, comandados por un Dani Winter-Bates que se desgañita hasta límites insospechados. Animan a hacer los primeros circle pit y se disculpan por pedirlo a estas horas, ante lo que los asistentes responden con un energético derroche de ímpetu enfrente del escenario. A pesar de que hoy el sol castiga lo suyo, el público aguanta hasta el final de su show. Una buena dosis de energía para encarar la tarde.

Nos disponíamos a ver a Krisium, pero problemas con los enlaces en los aeropuertos han hecho que la banda no llegue a tiempo de ofrecernos su música en Viveiro. Los apuntaremos en la ya abultada lista del debe, que ya está bastante cargada.

Como la legión para ver a los Arch Enemy se hacía cada vez con más puestos en el entorno del escenario principal, nos decidimos a hacer un poco de tiempo cogiendo sitio cercano para disfrutar del show de los escandinavos. Con unos minutos de retraso las huestes de Alissa White-Gluz toman la escena ante el delirio de sus seguidores. La hiperactiva Alissa arenga al público y consigue que sigan su estela y así van cayendo los temas, entre punteos épicos por turnos de Amott y Loomis. Un sonido casi perfecto, bien de volumen aunque se echa de menos un extra para que todo sea aún mejor. Entre chorros de vapor y fuego en los momentos de climax de temas puntuales, lo cual añade la presencia escénica necesaria para compensar la franja diurna en la que están ubicados. Terminan su set con los integrantes saludando a la audiencia y la ya típica foto de familia con el público.

Sin mediar apenas un minuto Lords Of Black descargan su power metal de corte clásico en el Chaos Stage ante un sol de justicia que les ataca de frente. La banda al completo se entrega para que el numeroso público disfrute con sus temas. Por momentos parece que Dio es el que está en el escenario, pues la tesitura vocal Ronnie Romero, el vocalista de Lords Of Black es muy similar, salvando las obvias distancias, con las del bueno de su tocayo Ronnie James.

Y casi sin darnos cuenta se acerca la hora de uno de los platos fuertes del festival, aunque actúen en una hora temprana, y sus huestes ya estan haciendose con sitio privilegiado desde hace rato. Nos acercamos lo mas posible para ver si habrá alguna novedad respecto a su concierto de hace unos días, y ver si siguen en estado de gracia. El espectáculo visual con el telón de fondo de su más reciente trabajo, “Emperor Of Sand”, es parco pero funciona a la perfección. Mastodon son una banda que basa su poder en los temas que descargan más que en la grandilocuencia escénica. El sonido fue contundente y a un buen volumen. Los problemas que tuvo Hinds durante la primera parte del concierto, que seguramente pasaron desapercibidos para gran parte del público, hicieron que no se sintiera cómodo hasta bien avanzado el mismo. Ya se sabe que Mastodon depende en gran manera del estado de Hinds, y se puede decir que a medida que se fueron subsanando esos detalles, entró en el concierto, y con él el potencial de la banda subió como la espuma.

Un repaso a temas de la digamos segunda época de la banda, a partir de “Leviathan”,  con bastante peso también de “Emperor Of Sand” formaron el repertorio. Hay que tener en cuenta que los temas de Mastodon son de largo desarrollo, y en una hora muchos se quedan fuera por razones obvias. El público disfrutó de lo lindo, y no paró de haber personas surfeando hasta el escenario durante toda la actuación. Con un Hinds en estado de gracia a esas alturas, rematan un set demoledor, y justo al dar por terminado su concierto, les avisan de que disponen de cinco minutos mas y su pregunta a la audiencia tiene rápida respuesta. Otro tema. No se me puede ocurrir mejor forma de cerrar un concierto de Mastodon que con “Blood & Thunder”. Éxtasis total para cerrar una de las mejores descargas de esta edición de 2017 del Resurrection Fest. Seguro que los ResuKids que subieron al escenario durante la actuación de los de Atlanta lo llevarán en su memoria.

Sin habernos repuesto del todo después de la brutal descarga de Mastodon vamos a ver lo que el vikingo Ulvhedin Høst, ideólogo detras de Taake, nos tiene preparado en el Chaos Stage. Su black metal con tintes de Black Sabbath en gran parte de sus composiciones

congrega a una multitud donde abundan las caras maquilladas. Esta leyenda del black metal va dejando caer sus temas para el regocijo de sus más acérrimos fans. Tras una horita en las puertas del averno nos dirigimos a ver a Rancid al principal. De leyendas va la cosa.

Está claro que como una auténtica leyenda se presentan estos padres del punk rock. Dan un repaso a temas a lo largo de su extensa carrera, y tambien un puñado de su último trabajo, “Trouble Maker”, y ponen a saltar a todo el público congregado en el principal. Sin tregua van engranando uno tras otro dejando más que en evidencia a otros grupos que con la mitad de años tienen la cuarta parte de energía que estos cuatro tipos. Según avanza el show, cada vez la comunión entre banda y público es mayor. Sobre todo cuando atacan esos temas clásicos con ese toque ska que pone a todo Viveiro a bailar. La frase mas repetida esta noche por Lars Frederiksen, que se encarga de hablar sobre lo que van a tocar y algunas diatribas puntuales sobre la propia historia y vivencias de la banda,  es “este tema es del año 94“. Buena cosecha de Rancid esa añada sin duda. Lo único malo de todo esto es que con ellos hemos gastado parte de las pilas que nos quedaban y no sabemos hasta cuanto vamos a durar. Agnostic front, Sabaton y Obituary están aún en la lista. Rancid ha alcanzado por mérito propio entrar en la lista de los grandes de este Resurrection Fest, en la noche en que la luna llena iluminó Viveiro.

Nos plantamos en el Ritual Stage a ver a Agnostic Front, que comenzaron con una exígua cantidad de público que se apelotonaba junto al escenario. A ellos les dió igual. Lo dieron todo desde el primer acorde. Un mal sonido que atronaba a los asistentes hizo que la gente se agrupara en la parte final de la carpa, llegando incluso hasta las barras, donde la cosa mejoraba algo. Destriparon temas clásicos y más recientes en el tiempo, con su potente hardcore old school que hacía las delicias de los que allí estaban. Terminan el concierto, con el público totalmente entregado, con “Blitzkrieg Bop” de Ramones. Inasequibles al desaliento, bordaron una actuación digna de su estatus.

Otros a los que les habíamos echado el ojo eran Porco Bravo, con el inclasificable Manu “Gallego” a la cabeza, hiciéron sonar su temas punk rock pasados de revoluciones, entre soflamas de su vocalista y locuras varias transcurría un show sin tregua. “Moveros, pareceis españoles”,lo de Rammstein es una tontería“, con una bengala en el culo, o graparse literalmente un periódico en el pecho y prenderle fuego, son algunas de las cosas que pudimos ver sobre el escenario a estos inclasificables showmen. Y así, entre tema y tema, locura y locura, después de hacer surf con una tabla sobre el público, cierran su show en un Desert Stage casi lleno. Impresionantemente entretenidos.

Nos acercamos al principal a ver algo de Sabaton, con su power metal de corte clásico y sus espectaculares puestas en escena. Realmente sus directos son entretenidos y amenos. A sus canciones suman esa parafernalia y teatralidad tan necesarios en el género que representan. La pirotecnia y el tanque bajo la batería hacen parte del trabajo, y casi todos los asistentes que llenan el principal corean los temas y se dejan llevar por los dictados de Joakim Broden y los suyos, aunque a nosotros nos pilló ya con el piloto de reserva encendido. Aguantamos el embite para acercarnos al Chaos Stage a ver a otros clásicos, Obituary, que congregaron quizás a todo el que aún pululaba por el recinto y dieron una lección de contundencia sobre las tablas. El sonido acompañó para que lograran que los asistentes se mantuvieran con ellos durante toda su actuación, cosa que después de tres días ya es una labor compleja, para cerrar un show sobresaliente con el que nosotros poníamos el punto y final a la edición de 2017 del Resurrection Fest, que supondrá un nuevo hito en la historia del festival.

Solo queda crecer, y estamos seguros que conseguirán avanzar otro peldaño mas arriba en la siguiente edición. Nos vemos en Viveiro en 2018.

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