¿A estas alturas qué se puede decir de Rory Gallagher? Dice una leyenda apócrifa del rock que interrogado sobre qué se sentía al ser el mejor guitarrista del mundo, Jimi Hendrix respondió “no sé, pregúntaselo a Rory Gallagher”. La cita es más falsa que un euro con la cara de Popeye (parece ser que existe otra versión en la que el que responde es Eric Clapton incluso), pero es lo suficientemente reveladora.
Otra leyenda urbana en torno a su figura es la de que los mismísimos The Rolling Stones consideraron adjudicarle el puesto vacante de guitarrista del grupo, pero según contó el propio Rory en alguna ocasión, nunca nadie del entorno de la banda ni mucho menos Mick Jagger o Keith Richards se comunicaron con él.
Lo que sí es cierto es que en la ciudad de Dublin hay una réplica de su guitarra colgada de una pared y que el lugar se bautizó como “Rory Gallagher’s Corner”. Y en Ballyshannon (Donegal), su ciudad natal, se ha erigido una estatua del guitarrista. Actualmente también se puede comprar una réplica de su famosa Fender Stratocaster, con desgaste de pintura y todo.
Aunque Rory Gallagher es un músico que goza de bastante popularidad, también es cierto que está en los límites de lo que llamaríamos “artista de culto”. Y eso que sobre un escenario no tenía rival y sus discos son una verdadera maravilla. Hoy hemos elegido para despedir la semana “Easy Come Easy Go”, una típica canción de Rory bañada en melancolía que se incluyó en el sobresaliente “Jinx”.
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