Puede llevar a engaño el nombre de este grupo, Los Peces de Cristina, ya que la mayoría de las canciones que aquí se incluyen, salvo una, están cantadas en inglés; hay que aclarar, sin embargo, que en el primer trabajo de este proyecto las canciones alternaban catalán, castellano e inglés. Con aquel debut, “El tiempo que guardé”, disco que fue porducido por Marco Morgione (Antònia Font, Delorean, Za!), Los Peces de Cristina consiguieron llegar al número 2 de Álbumes Pop en iTunes España.
Estamos hablando del proyecto en solitario de Cristina, cantante y compositora del proyecto que, aparte de pasar por grupos de otros estilos desde el rock alternativo hasta el jazz, decidió lanzar su proyecto en solitario para otro tipo de composiciones.
Antes de lanzar este segundo disco, el pasado otoño, Los Peces de Cristina lanzaron “Mermaids and Sharks”, un variado y especial EP para el que contó con colaboraciones de músicos de Inglaterra y Nashville. del proyecto liderado por Cristina, cantante y compositora del disco que, aparte de pasar por grupos de otros estilos desde el rock alternativo hasta el jazz, decidió lanzar su proyecto en solitario para otro tipo de composiciones.
En este segundo trabajo, Cristina se ha ayudado de la producción de Marco Cinelli, quien desde Londres ha vestido este trabajo, que podíamos calificar de pop elegante, con una base de fina electrónica que lo convierte en un disco totalmente actual, pero a la vez completamente atemporal.
Tal vez la culpa de esta atemporalidad la tenga la labor vocal de la propia Cristina, que aporta la calidez de la que a priori carece la electrónica. Y es que la bella voz de Cristina adquiere tonos jazzísticos y sensuales sin los cuales este disco sería menos interesante. Probablemente un tema como “Nobody Can Stop Me” se sale un poco de la línea general, con esos aires a discoteca de los 80. Y hay que señalar que “Sólo en invierno”, el tema que cierra el disco, es la versión en castellano de “Only in Winter”, tal vez incluído por redondear un corto minutaje que se queda a las puertas de alcanzar la media hora.
Yo personalmente preferiría un disco más orgánico, pero hay que reconocer que “Sky” no suena nada mal.