La profesión de crítico esconde a un músico frustrado (y otros grandes éxitos)

4/5 - (31 votos)

Hace unos años tuve un pequeño desencuentro con un músico nacional a cuenta de una crítica en la que no dejaba su disco en muy buen lugar. Como ya hablamos de ello en otra ocasión (curiosos pinchen aquí), resumiré diciendo que una de las personas que más se ensañó en las redes sociales contra mi persona (que, como se dice vulgarmente, me la sopla bastante) y contra esta web (esto me molesta más), también es músico. No llegó a prohibirme expresamente hablar de su grupo por aquí como si hizo otro triste personajillo creyéndose alguien (más sobre esto otro día), pero sí creo recordar que llegó a mencionar que no quería que su banda apareciera nunca en Rock and Roll Army.

Personalmente me resulta bastante curioso que alguien que tiene un grupo se quiera cerrar puertas de esta manera. Supongo que probablemente pensará que no nos necesita. Lo que no se ha parado a pensar es que nosotros tampoco le necesitamos a él (ni a otros), pero que pensamos que hay que dar cabida a grupos minoritarios siempre y cuando hayan hecho sus deberes (también me referí a esto en otra ocasión).

La cuestión es que hace algún tiempo recibimos una copia del último trabajo del proyecto musical de esta persona. En un primer momento sabía que el nombre de la banda me sonaba de algo, pero tardé un poco en caer. Cuando por fin recordé todo el affaire, tuve mis dudas sobre si dar cabida a un grupo cuyo líder se había expresado en unos términos poco dados a la malinterpretación sobre su nulo deseo de aparecer en Rock and Roll Army. Y me guardo su opinión sobre la web en sí porque no merece la pena. En cualquier caso, estuve un par de días dándole vueltas al asunto (de vez en cuando, tampoco me quitó el sueño).

¿Sabéis lo que decidí finalmente? Pues comportarme con profesionalidad y encargar a uno de nuestros colaboradores hacer la reseña del disco, no fuera que saliera negativa y encima se me acusara de cargármelo a mala idea. Porque perfectamente podía haberme encargado yo y haberme tomado mi venganza personal. Sin embargo no lo hice. No es para nada mi estilo. Lo que sí hice fue controlar un poco durante los días siguientes las redes sociales de este individuo para ver qué comentaba al respecto. ¿Y sabéis lo que ocurrió? Que no comentó absolutamente NADA. Ni siquiera la compartió. Supongo que como dice la frase hecha, no hay mayor desprecio que no hacer aprecio.

No sé si hay una moraleja en todo este asunto, pero lo que sí que tengo claro es que esta ni fue la primera ni será la última vez en la que nos encontraremos con algo así. Pero tendremos que seguir escuchando ese tipo de tópicos manidos al respecto de una supuesta frustración, de una patente incapacidad para expresarnos por escrito o de no saber de lo que estamos hablando mientras muchos no soportan que les hagan notar que su música tal vez no sea tan buena como ellos creen. Let’s roll…

Comentarios

Comentarios