Puede que Ted Nugent sea uno de los personajes más detestables de la historia del rock gracias a sus ideas políticas de extrema derecha y su estilo de vida en general, pero yo en estos casos prefiero centrarme en la música y olvidarme de detalles como su reciente visita a la Casa Blanca para departir con el Presidente Trump.
Y es que seamos sinceros, si conociéramos las peculiaridades personales de muchos de nuestros artistas favoritos, probablemente a gran parte de ellos no les tragaríamos. Que Nugent sea un bocazas desde luego no le ayuda nada a despertar simpatías, pero al menos sabemos claramente de qué pie cojea. Él nunca ha ocultado su ideología y su filosofía de vida, pero que hasta el Servicio Secreto se planteara iniciar una investigación contra él por amenazar a Barack Obama (al que insultó en más de una ocasión) ya fue algo que dejó bien claro que definitivamente algo le falla en la chaveta y que, de personaje más o menos gracioso cuando no se le tomaba en serio pasó a no tener ni puta gracia.
Pero como decía, hoy hemos venido aquí por la música, y en ese campo uncle Teddy tiene alguna que otra cosa buena. Como “Stranglehold” por poner un único ejemplo. Y si no opinas lo mismo a ver si te atreves a decírselo a la cara.