‘Autobiografía’ de Morrissey

La prosa de Morrissey se descubre como diligente; sin embargo, acaban sobrándole páginas

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No puedo decir que Morrissey sea santo de mi devoción precisamente: tengo un odio exacerbado y casi irracional por los Smiths y su carrera en solitario me interesa tanto como que me hagan una colonoscopia.

Con semejante declaración de principios, cualquiera diría que he sido obligado a punta de pistola a leer la autobiografía del británico, pero la realidad es que tenía mucha curiosidad por leer una obra en la que este sujeto nos diera su visión de la vida y de SU vida. Y en ese sentido, debo decir que Morrissey me ha dado más de lo que podría haber imaginado. Bastante más de hecho.

Morrissey se nos destapa como un escritor bastante diligente, a pesar del irritante detalle de que la obra esté escrita del tirón, sin ningún tipo de capítulo. No hay mayor división que la del punto y aparte, y eso al principio cuesta, pero una vez te acostumbras le pillas enseguida el ritmo (Morrissey cambia de divagación casi regularmente cada pocas páginas). Punto para Morrissey, supongo.

Una vez sumergido en la lectura, descubro que además de no escribir mal, el maldito cuenta cosas interesantes, guardándose poco para sí. Tal vez esta sea la razón por la que dicen que él mismo quiso paralizar la edición de la obra. Porque Morrissey no parece aplicarse ningún tipo de autocensura y cuenta las cosas tal y como la siente, algo que como lector se agradece. O se agradece la mayoría de las veces, porque la parte en la que nos relata todo el proceso legal en el que se vio involucrado a cuenta de los derechos de The Smiths resulta bastante pesada. Personalmente y ya que estoy diametralmente situado respecto al fanatismo, me parece bastante más interesante la primera parte del libro, donde Morrissey nos habla de su infancia y de su familia, aunque tiene hasta cierto morbo descubrir lo que piensa de sus ex compañeros de banda. Concedámosle medio punto aquí al autor.

Lo que no consigue Moz es hacer creíble esa especie de leit motiv que se repite a todo lo largo y ancho de la obra: que tanto sus discos en solitario como los de The Smiths no triunfaron más por la poca pericia de managers y discográficas y por la inquina de la prensa británica. La prensa es precisamente otra de las constantes que se repiten a lo largo del libro, puesto que Morrissey también parece querer deshacerse con ahínco de acusaciones que le persiguen desde hace años en las páginas impresas de medios “enemigos” como NME, como todo el tema de su supuesto racismo.

Lo cierto es que, como no idolatro al personaje, las polémicas me traen sin cuidado y me parece hasta casi divertido esa actitud de “estoy encantado de conocerme” que transpiran muchos de los pasajes de la obra. Si miramos el marcador podría decirse que hoy Morrissey ha ganado; si hacemos caso de las ganas que tenía de acabar el libro -hacia el final de la obra no aporta nada interesante y acaba haciéndose eterno-, como mucho aceptaría el empate. Tampoco me han entrado ganas de escuchar a los Smiths, así que supongo que eso me convierte definitivamente en vencedor.

“Autobiografía” de Morrissey está editado por Malpaso.

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