El próximo mes de septiembre será distribuido en Europa el nuevo trabajo de los suecos Jetbone, “Magical Ride”, aunque para entonces ya llevará editado casi un año en su país. Este es el segundo larga duración para este joven quinteto (la edad de sus miembros ronda los veintipocos años) tras su debut homónimo lanzado en 2012; breve discografía pues la de estos nórdicos que se completa con algún que otro lanzamiento más, incluyendo un single para un sello de nuestro país (por donde ya han estado de gira anteriormente por cierto).
A pesar de tener una trayectoria relativamente breve, Jetbone han sufrido varios cambios de personal a lo largo de los años, lo que se ha traducido en cierta evolución musical: de los sonidos más garage-punk de sus inicios, la banda ha acabado arribando a los terrenos del rock clásico de los 60-70 con este “Magical Ride”. También son estilísticamente variados algunos de los grupos a los que han acompañado en este tiempo, desde The Temperance Movement a Electric Boys por citar algunos nombres.
Las once canciones que dan forma al álbum giran como decimos en torno al Hard Rock clásico en la línea de unos Rolling Stones o incluso los primeros Black Crowes, aunque Jetbone no son tímidos introduciendo elementos del soul o el rhythm and blues gracias al concurso de una sección rítmica presente prácticamente en todos los temas. Y a pesar de que pueda parecer que no es tarea fácil encajar una cosa con las otras, el resultado no suena para postizo o impostado sino totalmente natural y fluido.
Así “Mixed Emotions” y su sección de vientos les acerca al rhythm and blues de los Blues Brothers, “Working Hard for Your Money” combina un riff inicial puramente sureño con unas voces que recuerdan a Steven Tyler, “Woman” es más puramente sureña, “Everybody Needs Somebody to Love” recoge el legado de “Exile on Main St.” y “Magical Ride, el tema título, cierra el disco acercándose casi al funk.
No puede decirse por lo tanto que en “Magical Ride” vayamos a encontrar nada excesivamente novedoso u original, pero son once temas de puro rock sin pretensiones que entran muy bien y que, probablemente, suenen mejor en directo además.
