Aparte de ser el escenario de una de las mejores películas del género de terror de los años 80, la calle Elm era también el nombre de la avenida por donde circulaba la limusina de JFK cuando fue abatido en Dallas. Que los norteamericanos The Roomsounds hayan titulado así su segundo trabajo no debe significar más que “olmo” debe de ser un nombre de calle bastante habitual en los Estados Unidos, porque la música de este cuarteto liderado por el cantante y vocalista Ryan Michael es todo lo contrario a lo que las dos anteriores referencias transmiten.
De hecho, “Elm St.” es un disco cuyas once composiciones destacan por su luminosidad, aunque sí hay cierta relación con la ciudad sureña (al parecer es la calle de Dallas donde primero actuaron en directo como banda, un lugar conocido por su escena musical desde los tiempos de los grandes del blues). Producido por Beau Patrick Bedford y registrado casi en su totalidad en los Fame Studios de Muscle Shoals (cuentan que fue su mismo propietario, Rodney Hall, el que les invitó a registrar allí la obra tras llegar a sus manos su debut), The Roomsounds siguen en este trabajo recurriendo al sonido del rock and roll clásico que se practicaba en los 70 y primeros 80.
Podríamos definir a The Roomsounds como a un cruce entre los primeros Tom Petty & The Heartbreakers y unos Rolling Stones setenteros, pero desprovistos de toda la suciedad que Richards y compañía imprimían a sus temas en aquella era dorada. Como claro ejemplo de a influencia de los primeros un tema como “Wolf In Sheep’s Clothing”; en cuanto a los segundos valgan “Bad Situation” o “Lay My Head Down”. Su marcada tendencia a la melodía, en algún momento incluso casi rozando el power pop -citan a Big Star como una de sus bandas de cabecera-, les hace firmar también temas más flojos, como “Baby’s Got the Bluest Eyes”.
Haciendo un balance en conjunto, “Elm St.”, a pesar de que tal vez adolezca de cierta falta de mordiente, es un trabajo bastante agradable a la escucha y en el que podemos encontrar algunos temas bastante logrados. Si yo acostumbrara a puntuar los discos, este se llevaría un 6,5.