Martes 8 de diciembre, día 6
Vuelta a casa
Si las giras no comienzan cuando te montas en la furgo sino mucho antes, tampoco terminan con el último acorde del último concierto. La vuelta a casa, descargar backline y hacer balance de cómo han ido las cosas forman parte del proceso.
A pesar de no dormir mucho, decidimos madrugar para no llegar demasiado tarde a Zaragoza. A las 9:30 de la mañana ya estamos duchados, vestidos, desayunados y en carretera. Sigo con mi afonía, aunque ya no me importa demasiado. Sí que me gustaría formar parte de las conversaciones; intervenir en los chistes que surgen en el viaje aunque me conformo con oírlos y sonreír.
El objetivo es llegar a comer de nuevo en Melgar de Fernamental e incluso repetir mesón. Tras una parada intermedia para llenar el depósito conseguimos cumplir con la meta y nos encontramos de nuevo ante la misma camarera que nos atendió días atrás. Se acuerda de nosotros y tras sentarnos en la mesa nos advierte de que es día festivo y que el menú será un poco más caro. No nos importa demasiado, es el último día y está bien celebrar el regreso con una comida de hermandad.
Nuestra querida camarera sigue sin entender que el atún no es verdura e incluso llega a preguntarnos si el vino es carne. Aún así, comemos bien y con calma. Listos para volver al camino.
De vuelta, pasamos por La Rioja. Ese territorio es el condado de Don Jorge Reverendo, que nos ilustra con sus conocimientos geográficos de la zona y aporta datos interesantísimos como dónde beber el mejor café a las cuatro de la mañana.
Los últimos kilómetros se hacen más pesados, estamos deseando llegar. Mis compañeros de banda, en un acto de generosidad sin límites deciden dejarme en casa antes de volver al local. Es verdad que así evitan un rodeo importante, pero eso supone que van a descargar ellos todo el material. Será un placer recompensar ese sacrificio con un buen pack de cervezas semi-importadas.
Llego a casa sobre las 19:30, y como he asumido el papel de tesorero me dispongo a cerrar las cuentas. No corre prisa, pero tengo ganas de saber que tal han ido los números. No tardo demasiado, es bastante fácil hacer eso de las gallinas que entran por las que salen. Al terminar, veo que el balance es 150 euros desfavorable. Algunos podrían pensar que la gira ha sido un fracaso porque hemos perdido dinero. Para mí es todo lo contrario. Sólo nos ha costado 150 euros que 5 tíos se peguen 5 días por el País Vasco y Galicia a gastos pagados, sin gastar ni una de su bolsillo. No sólo eso, hemos dado cuatro buenos conciertos, hemos aumentado nuestros seguidores y nos quieren de vuelta en cuanto sea posible. No señores, no hemos perdido 150 euros; hemos invertido tan sólo 150 euros en hacer algo mucho más grande. ¿Cuánto habríamos gastado cada uno de nosotros pasando 5 días de puente en casa? Seguro que más de 30 euros por cabeza.
Y así termina esta aventura. Hemos crecido como banda, somos un poquito mejores y nos conoce un puñado de personas más. Nos quedan apenas un par de bolos para cerrar el año y meternos de lleno en la grabación de nuestro nuevo disco.
Sólo quiero despedirme dando las gracias a todos esos románticos del rock and roll que todavía quedan. Esos que escriben en blogs o webzines, o los que montan conciertos por amor al arte y sin esperar nada a cambio. Esos que viven para la música. Gracias a esos, bandas como la nuestra pueden permitirse estos lujos.
Dicen que el rock a muerto y yo digo que una mierda. Nosotros seguimos luchando y sabemos que no estamos solos.
Join the rock and roll army.
Leer la primera parte de The Kleejoss Band: Diario de una gira aquí.
Leer la segunda parte de The Kleejoss Band: Diario de una gira aquí.
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