Aviso a todos aquellos que tengan pensado ver a Ghost el próximo lunes en Barcelona: es posible que en esta crónica se desvelen algunos detalles sobre el show que probablemente algunos no quieran conocer de antemano. En cualquier caso, mi conciencia está tranquila porque sé que muchos ya habréis buscado información sobre este “Black to the Future Tour” en otras fuentes antes de leer este artículo. Y además creo que la ocasión merece que cuente alguno de esos detalles: estamos hablando de la primera gira como cabezas de cartel en nuestro país de una de las bandas más interesantes que haya dado el mundo del metal y aledaños en los últimos tiempos. Y que conste que con lo de “interesantes” me estoy refiriendo meramente al aspecto musical; los disfraces, el maquillaje,…sin duda han facilitado enormemente su popularización, algo que es precisamente lo que esgrimen sus detractores, pero ahí están sus tres discos para el escrutinio de los incrédulos.
“Meliora”, el último de estos tres álbumes, es una perfecta radiografía de la evolución de Ghost como banda, algo que también parece haberse traspasado al show. Es notorio que Ghost se ha ido despojando del componente más oscuro e inquietante de su música, al igual que su show escénico se ha vuelto más “cómodo” para sus protagonistas con la simplificación de los atuendos (hablaremos de esto más adelante).
De todas maneras, la noche de un miércoles tal vez no era la más propicia para un concierto, ya sea por la coincidencia de eventos futbolísticos multitudinarios bien cercanos o por la razón que fuese. Porque aunque Ghost sean una de las bandas del momento, los suecos no lograron un rotundo “sold out”, aunque es justo decir que tampoco se quedarían demasiado lejos de agotar todo el taquillaje, con una sala La Riviera muy concurrida, pero en la que podía estarse con comodidad.
La banda pondría a prueba los nervios de ese público con unos veinte minutos de música eclesiástica antes de tomar posiciones sobre el escenario. El humo empezaría a cubrirlo todo y el olor a incienso consumiéndose se iría extendiendo por toda la sala. En el ínterin, dos de los roadies retirarían ceremonialmente el tapete que cubría los teclados, como un par de monaguillos diabólicos. En un momento dado se atenuarían las luces, indicando que la descarga estaba ya a punto de comenzar, para que finalmente y con dos minutos de antelación sobre el horario previsto, los Nameless Ghouls ocuparan sus posiciones ante el delirio del público que de ahí en adelante corearía todos y cada uno de los estribillos (algo que por cierto no creo haber presenciado nunca).
Arrancarían con “Spirit”, el tema que abre su último disco, sonando perfectos desde el primer momento y con la congregación ya a sus pies, sobre todo cuando Papa Emeritus III hizo su entrada triunfal cubierto por sus característicos ropajes. Seguirían el orden de “Meliora”, atacando como segundo tema de la noche un “From the Pinnacle to the Pit” que a día de hoy considero probablemente su mejor canción y cuya tempranera interpretación me pillaría un poco a contrapié. Tras esta, sería el turno para dos de los clásicos de su “Opus Eponymous”, en este caso “Ritual” y un “Con Clavi Con Dio” para la que Papa Emeritus sacó a escena un incensario y que unieron a “Per Aspera Ad Inferi”, el tema que abría su segundo trabajo. Antes de proceder con el siguiente tema, “Body and Blood”, Papa Emeritus dirigiría algunas palabras en castellano al respetable -si no lo tenía ya en el bolsillo, con esto acabó por metérselo-; sería la primera de varias pausas en las que el cantante se explayaría y que tal vez cortaron un poco el ritmo del concierto. También aprovechó para presentar a dos monjas de buen ver y hábitos más bien escasos que repartirían la comunión a las primeras filas, aunque el Papa se aseguró de solicitar que nadie se sobrepasase. Tras la citada “Body and Mind” y la instrumental “Devil Church”, los Nameless Ghouls comenzarían con una introducción más larga que en la versión de estudio de “Cirice”, canción que fue magníficamente recibida. No sería la única sorpresa, ya que tras esto el Papa aparecería despojado de su mitra y su hábito episcopal, vistiendo una especie de casaca. Multitud de teléfonos móviles aprovecharían para inmortalizar el momento. De esta guisa ofrecería el resto del concierto, en el que se sucedieron “Year Zero”, “Spöksonat”, “He Is” -otro de los favoritos del público a tener de su reacción-, “Absolution”, un “Mummy Dust” donde el Nameless Ghoul encargado de los teclados tuvo su momento de protagonismo, al ejecutar su solo saliendo de su tarima y con un sintetizador portátil colgado.
“Ghuleh/Zombie Queen” sería el siguiente tema, cuya vibrante interpretación provocó que al finalizar parte del público se arrancase espontáneamente con gritos de “Papa Papa”. Todavía les quedaría una bala sin embargo a la banda con la interpretación del tema de Roky Erickson “If You Have Ghosts”, tras el que harían el amago de finalizar el concierto, aunque antes de que les diera tiempo de retirarse completamente del escenario y tras otra de las peroratas de Papa Emeritus, Ghost ofrecerían un último tema a modo de bis, el ya habitual “Monstrance Clock”. Había sido alrededor de hora y veinticinco minutos que si bien parecen más que suficientes, a muchos se nos hicieron demasiado breves, sobre todo teniendo en cuenta que no llegaron a sonar canciones como “Stand By Him”, “Majesty” o “Elizabeth”.
Está claro, como decía anteriormente, que en los cinco años que han transcurrido desde su primer álbum hasta ahora, Ghost ha perdido mucho del misterio y sobre todo del oscurantismo que les envolvía; sin embargo también es cierto que en el proceso han conseguido ir abriéndose a un público cada vez más amplio y tal vez también más heterogéneo. Y ¡qué demonios! -si se me permite la expresión en este contexto-, “Meliora” es probablemente también su mejor obra hasta el momento, así que vaya una cosa por la otra.
No quiero despedirme sin hablar de los teloneros de esta gira, los también suecos Dead Soul, que se presentaron en formato trío, utilizando bases pregrabadas y mucho soporte tecnológico para su música. Lo suyo es un rock oscuro que tanto parece beber de los The Cult más góticos como de los momentos más rockeros de unos Depeche Mode por ejemplo. Pero probablemente no era el escenario más adecuado para valorar en su justa medida su propuesta.